04 julio 2007

Bayreuth entra en la Era 4-G


Desde que Richard Wagner fundara el Festival de Bayreuth en agosto de 1876, dedicado en exclusiva a interpretar su propia música, la gestión y la dirección del famoso certamen ha sido patrimonio de la familia Wagner, algo que nadie osa cuestionar y que, sin duda, le da un carácter único y especial al Festival. El problema surge cuando son varios miembros de la familia los que optan a ser los máximos dirigentes en Bayreuth.

Richard Wagner fue el primer director del Festival, hasta su fallecimiento en 1883. Le sucedió en el cargo su esposa Cosima hasta 1906, cuando cedió el puesto a su hijo Siegfried, que estuvo al frente hasta su muerte en 1930. Su viuda Winifred fue la encargada de dirigir el Festival en los polémicos años de entreguerras hasta que en 1951, con la instauración del nuevo Bayreuth, cedió la batuta a sus hijos Wieland y Wolfgang. Desde la muerte de su hermano en 1966, Wolfgang es por derecho propio y vitalicio, máximo dirigente del Festival.

Wolfgang, casi nonagenario, pretende ceder el trono de Bayreuth a su joven hija Katharina, de 29 años, fruto de su segundo matrimonio con Gudrun Mack. El primer gran paso ya lo ha dado, porque en el presente festival de Bayreuth, Katharina debutará como directora de escena con la nueva producción de Los Maestros Cantores de Nuremberg, además de haber participado en otras ediciones como ayudante de dirección.

A la sucesión de Wolfgang, no obstante, podrían optar otras dos biznietas de Richard Wagner. La primera, Eva Wagner-Pasquier, hija del propio Wolfgang y de su primera esposa Ellen Drexel, con la que no mantiene relaciones. Eva fue designada en 2001 por el Consejo de Fundación Richard Wagner, los amigos de Bayreuth y el consistorio de la ciudad como sucesora legítima de Wolfgang, aunque renunció meses después. La segunda candidata sería Nike Wagner, hija de Wieland y sobrina de Wolfgang, que ha arremetido contra la gestión de su tío en los últimos años. Nike es actualmente directora artística en la ópera de Weimar.

Aunque solo las nornas saben lo que deparará el futuro en la familia Wagner, hay dos cosas que pueden estar claras. La primera es que buena parte de las posibilidades de Katharina para suceder a su padre pasan por una buena acogida entre los wagnerianos de su producción de Maestros, que la juzgarán como una digna heredera o una aprovechada de su apellido. La segunda es que es más que probable que el sucesor no goce del privilegio de un contrato vitalicio como el que ha mantenido en el cargo a Wolfgang los últimos 56 años.

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