Por Gonzalo Tello (Ópera Perú)
Se fue un grande
¿Una pérdida irreparable? Sí. ¿Un
gran legado? Por supuesto.
Claudio Abbado. Su partida será
una muy recordada ya que el gran director italiano fue uno de los mejores que
se recuerde en el siglo XX y el actual. Fue una figura incansable que no sólo
destacó interpretando obras con un finísimo cuidado y muy buen gusto, además
fue un incansable promotor cultural que creó el mismo proyectos musicales con
los cuales estaba muy comprometido. Orquestas, ensembles y grupos. Trabajó
durante más de medio siglo, y solo muy poco antes de morir seguía dirigiendo
conciertos y en diversas actividades.
Su nombre quedará en el Olimpo de
otros grandes como Karajan (a quién sustituyó frente a la Berliner
Philharmoniker ante su muerte), Toscanini, Furtwängler, Solti, entre otros.
Abbado fue un especialista que no
dejó de trabajar tanto repertorio clásico como contemporáneo. Sus decenas (por
no decir centenas) de grabaciones de estudio así lo comprueban.
Como me comentaba esta tarde el
especialista chileno Hugo Valdivia, Abbado, después de Toscanini, fue el primer
director italiano que se convirtió en un referente wagneriano. Es ya una
leyenda su versión de “Lohengrin” en Viena en 1980.
Al haber estado al frente de
Casas de ópera tan célebres como La Scala, Viena, Festival de Salzburgo y haber
dirigido grandes orquestas como la Filarmónica de Berlín, Abbado se permitió
rescatar obras clásicas y estrenar nuevas obras cada año.
Cuando conoció el Sistema
venezolano de orquestas fundado por Antonio Abreu, se volvió uno de sus
promotores más importantes a nivel mundial. Tuvo una relación estrecha con su
director más importante, Gustavo Dudamel. Tal fue la influencia de Abbado en
este que su técnica de dirección es exactamente igual. Basta ver video de
Dudamel dirigiendo para darse cuenta de que es el mismo estilo.
Abbado tiene versiones
referenciales tanto de óperas como de música instrumental. Por citar algunas de
mis favoritas puedo decir que fue un campeón en el repertorio de Mahler (la grabación
de la sinfonía no.3 con Jessye Nornan es un sueño). Además, a su avanzada edad,
nunca dejó el dinamismo y el reformular las lecturas de muchas obras. Basta
escuchar su versión de 2001 de “La flauta mágica” de Mozart, y “Fidelio” de
Beethoven con Kaufmann y Stemme para darnos cuenta de la energía y el poder de
renovación de este artista.
En resumen, Claudio Abbado es más
que un buen director de orquesta, es un promotor cultural incansable, gran
amigo y colega para los que lo conocieron y tuvieron la dicha de trabajar con
el, inspirado y muy entregado a su arte. Por eso dejará un vacío como pocos
grandes artistas han dejado y por suerte ha dejado un legado enorme e
impresionante.
Puede leer mas sobre Claudio Abbado en los siguientes enlaces:
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/01/20/actualidad/1390209352_076525.html
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/01/20/actualidad/1390224181_719781.html
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/01/20/album/1390214929_427026.html#1390214929_427026_1390215282
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/01/20/actualidad/1390209352_076525.html
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/01/20/actualidad/1390224181_719781.html
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/01/20/album/1390214929_427026.html#1390214929_427026_1390215282
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