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06 junio 2017

Maxim Vengerov vuelve a Lima

Conversamos nuevamente con una de las leyendas del violín de nuestro tiempo y gran continuador de la tradición de los mas grandes compositores.
Por Gonzalo Tello (Ópera Perú)
Quien estuvo inmerso en la música incluso antes de nacer, hoy por hoy es uno de los mas populares y elogiados violinistas del mundo. Maxim Vengerov a pesar de su corta edad (43 años) parece mucho mayor ya que durante décadas ha cosechado éxitos alrededor del mundo. "Cuando todavía estaba en el vientre de mamá, oí a David Oistrakh dar uno de sus últimos conciertos en Rusia, interpretando el concierto de Tchaikovsky." dijo alguna vez. Quizá ese suceso haya determinado su destino.
Aclamado como uno de los mejores músicos del mundo y a menudo referido como el mejor violinista de la actualidad, Maxim Vengerov goza de reconocimiento internacional como director de orquesta y es uno de los solistas más solicitados de la escena clásica. Vengerov llegará a Lima este viernes 9 de junio al Auditorio Santa Úrsula, acompañado del pianista Vag Papian, y ofrecerá un programa con obras de Beethoven, Brahms, Franck y Ravel.
Muchos recordamos a Vengerov dando su primer recital en Lima en el 2014. Personalmente tuve una conversación muy sincera e interesante, de mas de una hora, no solo recabando declaraciones sino absorbiendo conocimiento y pensamientos de un artista modesto y sencillo, característica inequívoca de grandeza. Su recital fue, junto a Vag Papian, el de una estrella de rock. No solo por la duración, casi tres horas, sino por el entusiasmo que despertó en el público, que finalmente casi no lo dejan abandonar el camerino del Santa Úrsula. Esa fue una de esas experiencias que se recordarán por mucho.
Este viernes 9 de junio en el Auditorio Santa Úrsula, Vengerov vuelve junto a su pianista y gran amigo, Vag Papian, a dar un recital especialmente invitados para celebrar los 110 años de la Sociedad Filarmónica de Lima. Para mi fue un placer conversar nuevamente con el, esta vez por teléfono, sobre lo que recordaba de su visita a Lima:
"Con mi esposa tuvimos una grata experiencia conociendo los museos y viendo la belleza del país y su cultura. Debo decir también que el público peruano fue muy cálido y atento. Recuerdo esa experiencia tocando para ellos. Hay mucho entusiasmo en Latinoamérica para la música clásica. Estoy muy entusiasmado de volver y tocar para el público de Lima".
La última vez que conversamos, me contó de su estrecha colaboración con Vag Papian, el pianista con el que da recitales y también su suerte de maestro de dirección orquestal. Quisiera saber cómo se ha ido estrechando esta colaboración en los últimos años.
Son exactamente 20 años los que conozco a Vag Papian, y lo conocí cuando me preparaba para dirigir un concierto con la English Chamber Orchestra. Papian era maestro de dirección orquestal en la Universidad de Tel Aviv. El me enseñó y fue un maestro inspirador, pues viene de una gran tradición rusa de dirección. Además es un gran pianista que tocaba todas las obras que yo iba a dirigir con la orquesta. Así fue que lo invité a tocar en recital. Nos preparamos en poco tiempo para dar un primer recital juntos en el Royal Albert Hall (el cual se puede ver en youtube). Desde entonces se convirtió en mi compañero regular y disfruto mucho trabajar con el. El es un gran pianista que siente la música desde la perspectiva del director de orquesta, como un todo, y esa es una gran cualidad.
Parte de su trabajo incluye también la enseñanza, especialmente en la famosa escuela Menuhin de Suiza y con su orquesta, la Academia Menuhin de Suiza. La relación entre Lord Menuhin y usted fue estrecha y comparten esa pasión por la gran tradición musical. ¿Qué nos puede comentar sobre esta experiencia de trabajar con jóvenes virtuosos músicos que siguen esos pasos?
La Academia Menuhin es una institución tradicional que existe por 40 años, y yo llevo 5 años como director artístico. Tenemos músicos de cuerda y es la institución privada mas importante de Suiza. Su fundador es por supuesto el gran Lord Menuhin y también Alberto Lysy, que vino de Argentina y la historia cuenta que se conoció con Menuhin en una competencia y así surgió la idea de formar una academia. Son 40 años de llevar una gran tradición que se remonta a los grandes compositores e intérpretes del pasado, que fueron maestros de los maestros actuales de la academia. Avanzamos hacia una nueva era con fantásticos jóvenes músicos que se preparan para ser solistas y líderes de elencos, y trabajan mucho trabajando la música de cámara. Finalmente en este formato llegarán también a Sudamérica pronto.
¿Qué es lo mas valioso que ha aprendido de trabajar con jóvenes músicos como director de los solistas de esta academia?
La mas grande lección cuando enseñamos es que nosotros también tenemos mucho que aprender y es un proceso que nunca se detiene. No solo debemos cuidar mucho a los estudiantes en el proceso de enseñanza sino también estar dos pasos adelante en lo que compete a su futuro en el mercado artístico. Que se conecten adecuadamente con empresarios artísticos, tengan la capacidad de interpretar con orquestas de todo el mundo y ser independientes. Yo se bien todo lo que significa ser un solista, así que nuestro programa consiste en desarrollar artistas de élite.
Coméntenos sobre este programa que trae a Lima este 9 de junio. 
Este programa que incluye sonatas de Cesar Franck o Johannes Brahms lo he interpretado por muchos años, pero cada vez que se interpreta nuevamente siempre hay algo nuevo por descubrir. Son obras que se mantienen frescas en la mente y uno nunca se aburre de ellas. He aprendido a redescubrir estas obras una y otra vez y la mejor manera de enseñar a las futuras generaciones a pasar la tradición es que, no importa cuantas veces hayamos tocado ciertas piezas, siempre debemos hacerlo como si fuera la primera vez. De esta manera, las obras siempre resultan novedosas y frescas, no solo para uno sino para el público. Creo que esta es la misión de cualquier músico de hoy, llevar alegría a la gente de todo el mundo y un mensaje de paz.
SOBRE MAXIM VENGEROV
Maxim Vengerov comenzó su carrera como violinista a los cinco años, ganando las competencias internacionales de violín de Wieniawski y Carl Flesch a los 10 y 15 años de edad, respectivamente. Ha recibido numerosos premios, entre ellos el Grammy a la Mejor Interpretación Instrumental Solista con orquesta (2003), dos premios Gramophone (1994,1995), un Classical Brit Award (2004), cinco Edison Classical Music Awards (1995,1996,1998,2003,2004), dos premios Echo Klassik  (1997,2003) y un World Economic Forum Crystal award (2007). En 1997, Maxim Vengerov se convirtió en el primer músico de género clásico en ser nombrado Embajador Internacional de Buena Voluntad por UNICEF.
En 2007 se inició en la dirección musical, siendo nombrado en 2010 primer director en jefe de la Gstaad Festival Orchestra. En 2014, se graduó con un Diploma de Excelencia del Moscow Institute of Ippolitov-Ivanov y se inscribió en un programa de dirección de ópera. Este año dirigirá su primera ópera, Eugene Onegin, primero en Brisbane y luego en Moscú.
Una de las más grandes pasiones de Vengerov es la enseñanza. Actualmente es embajador y profesor visitante de la International Menuhin Music Academy en Suiza (IMMA) y Profesor Invitado en el prestigioso Royal College of Music de Londres.
MAXIM VENGEROV Y VAG PAPIAN
Viernes 9 de junio, 8:00 p.m. Auditorio Santa Úrsula
Santo Toribio 150 San Isidro.
Programa: 
L. van Beethoven: Sonata Nº 7
J. Brahms: Sonata Nº 3 para violín en re menor op. 108
C. Franck: Sonata para violín y piano en la mayor
M. Ravel: Tzigane




16 octubre 2014

Maxim Vengerov y su trascendente paso por Lima

Foto: Miguel Carrillo
Por Gonzalo Tello (Ópera Perú)

El virtuoso violinista Maxim Vengerov nos visitó por primera vez y tuvo el tiempo de conocer la ciudad. El llegó invitado por la Sociedad Filarmónica de Lima para presentarse dentro de su temporada de abono. Ni bien aterrizó tuve el placer de conversar con él en una larga y muy rica entrevista en la cual me expuso claramente sus objetivos, motivaciones y expectativas con esta visita, así como su interesante visión de la vida como músico, y como la lleva alrededor del mundo.

Vengerov, una persona muy asequible, simpática, graciosa y amena, tiene muchísimas historias que contar. Su visita fue bien aprovechada ya que aceptó dar una clase maestra a estudiantes y jóvenes intérpretes del Conservatorio Nacional de Música e integrantes de orquestas juveniles, como la del Conservatorio o la Sinfónica Nacional Juvenil.

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La Masterclass

La cita fue este lunes por la mañana en el auditorio Santa Úrsula, en la cual durante dos horas y media, trabajó con seis participantes. El primero presentó el concierto de Tchaikovsky, los dos siguientes el de Mendelssohn, y los tres siguientes obras de Bach. Con cada uno de ellos Vengerov fue minucioso detallando errores y defectos, y recomendando mejoras en la interpretación con ejemplos muy didácticos y amenos. Otros estudiantes que fueron como observadores escucharon minusiosamente los consejos que daba en artista.


Dentro de estos consejos dados por el maestro, fueron recurrentes el no forzar ni tensar el cuerpo, sino tocar con la mayor naturalidad posible, soltar los brazos y mejorar la técnica en ciertos pasajes con ambas manos. Algo que Vengerov me dijo en la entrevista y que lo aplicó en esta Masterclass es que le sugirió a los participantes buscar conectarse con la naturaleza, y buscar referentes en la historia y en los grandes violinistas de todos los tiempos.


Mientras trabajaba con el participante en la pieza de Mendelssohn, un talentoso violinista menor de edad, Vengerov le pregunta "Alguna vez has ido a la ópera", el chico responde "no". "Pues, anda a la ópera". Este me pareció un ejemplo poderoso, del cual se desprende un consejo muy importante, a lo cual quisiera acotar algo que siento que adolece en los jóvenes de nuestro medio. El talento es un don, que cuando lo tenemos nos puede abrir las puertas de la virtuosidad y el éxito. Pero la clave del triunfo no recide solo ahí, sino en que como intérpretes tenemos que ampliar nuestra cultura general a todas las artes posibles. No podemos como músicos quedarnos sólo en la práctica de la música, hay que apreciar y buscar en otras artes, en la naturaleza, el teatro, la pintura, literatura, poesía, danza, y demás. Siento que muchos músicos jóvenes se dedican tanto a practicar su instrumento que carecen de curiosidad por explorar otras artes y así no tienen mayores recursos que los ayudarán a formar carácter y enriquecer su arte. Nuestro medio nacional es uno difícil, en el cual impera el conformismo, el ánimo derrotero, la falta de conexión con el resto del mundo, la falta de competitividad y mucha basura distractora. Eso es un problema que tenemos en nuestra sociedad, vivimos en un medio que nos aplasta, nos hace pensar que la corrupción es normal, donde el envidioso de al lado nos frena, creamos prejuicios y no somos auténticos. Los chicos de ahora no sólo no son conchudos sino que carecen de iniciativa para aprender nuevas cosas. Creo que la clave de eso es vivir y madurar lo mas pronto que se pueda.

Esto no es difícil, no necesitamos tener mucho dinero para ir a conciertos o ver obras de teatro u otras artes. Tampoco necesitamos mucho dinero para viajar y ver otras realidades, el mundo de hoy está conectado y todo se encuentra en internet. Hay conciertos y eventos de entrada libre, si queremos ver arte las grandes obras maestras están en internet, podemos leer a los grandes clásicos gratis también en la red...no hay excusa para no conocer tantas cosas positivas que nos enriquecen.

Ese es mi consejo para los jóvenes. Seamos conchudos, atrevidos y arriesgados, tengamos personalidad y desterremos los prejuicios, he ahí la clave del éxito y lo que nos hará destacar de la masa. Este consejo no sólo va para los estudiantes que recién empiezan. Es algo recurrente que veo en artistas profesionales, incluso en productores de espectáculos. Solo hacen lo suyo y no participan de lo que otras compañías o grupos hacen. Los músicos solo van a lo suyo, los actores sólo ven sus obras y las obras de sus amigos, etc. Es necesario desterrar esos vicios, que creo que nos limitan como sociedad que no ha despegado todavía. No nos engañemos con chauvinismos de crecimiento. Nuestro país sigue siendo subdesarrollado mientras nuestra sociedad sea una con todos estos defectos.

Gracias a Vengerov y otros artistas que nos visitan y nos muestran una excelencia en su arte, podemos contagiarnos de esta fiebre y avanzar hacia el verdadero desarrollo, no el ficticio que nos venden los medios locales y nos tiene aletargados.

Foto: Miguel Carrillo

El recital con Vag Papian

Este martes fue un día histórico. Maxim Vengerov al violín, junto con el armenio Vag Papian al piano, ofrecieron uno de los recitales mas energéticos y ricos que yo recuerde. Como ya me había anunciado Vengerov cuando conversamos, el programa que presentaron en Lima fue muy especial, ya que no era el clásico en el cual presentan un par de sonatas y algunos regalos. Aquí quisieron hacer algo diferente, presentando un complejo y muy completo panorama de lo que es la música de cámara para violín y piano.

Conociendo de sobra la carrera y trayectoria de Vengerov, es preciso decir que Vag Papian también es un artista con amplia carrera y gran virtuosidad. Estudió en un grupo de élite en el Conservatorio de San Petersburgo, y en 1984 fue invitado por Valery Gergiev a formar parte de la Filarmónica de Armenia, de la cual fue su director. Ha dirigido orquestas en todo el mundo y durante años ha sido compañero de Maxim Vengerov en recitales sobre los escenarios mas importantes. También fue el primer profesor de dirección de Vengerov, por lo que su conexión en la interpretación es profunda. 

El programa consistió, en la primera parte, en dos sonatas poderosas: Primero la Sonata en la mayor de Cesar Franck, pieza romántica de gran calibre y un gran ejemplo de la Escuela Francesa. Pieza virtuosa en la que Vengerov pudo lucir todos los recursos del violín, con mucha fuerza pero también exquisito lirismo y precisión. Papian dió una interpretación no tan modesta, sino con mucha fuerza y expresión, simulando un gran cuerpo orquestal en el acompañamiento. Acto seguido pasaron a la Sonata no. 1 en fa menor de Sergei Prokofiev, obra oscura escrita por el autor durante su estancia en Estados Unidos, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Las características eran mucho mas minuciosas, de temperamento serio y directo, con muchos matices. Fue una gran contraparte de la primera sonata, y ambas mostraron la variedad del espectro musical. Esta primera parte fue realmente grande y profunda. El público estuvo concentrado y exaltado al final.



En la segunda parte Vengerov se dirigió al público para explicar en qué consistía este programa tan diferente y particular. Iba a ofrecer una serie de obras cortas escritas por violinistas virtuosos de los siglos XIX y XX y antes de cada obra iba contando divertidas anécdotas sobre las piezas y sus autores. Le advirtió al público que tenían mucha música preparada, así que esperaba que tuvieran tiempo suficiente por delante. El público se emocionó.

Inició esta parte con dos piezas de Johannes Brahms: El Scherzo de la Sonata FAE y la Danza Húngara no. 2. Luego siguió el aire folklórico con la Danza Eslava no. 2 de Dvořák, en arreglo del famoso violinista Fritz Kreisler. Vengerov destacó que esta obra fue interpretada en su tiempo por el legendario violinista Mischa Elman, al cual admira profundamente y es su héroe. El programa con estas danzas se volvió mucho mas fresco y de ambiente cabaretesco.

Seguidamente interpretaron una bellísima obra, Legende, Op. 17, del violinista polaco Henryk Wieniawski, quien cautivó al público en su época. Este artista llevó la herencia de la Escuela Francesa a Rusia, invitado por Rubinstein, de la que salieron grandes talentos como Heifetz o Oistrakh.

Seguidamente vinieron dos piezas, Schön Rosmarin y Liebesfreud, del violinista Fritz Kreisler. Este intérprete se presentaba en recitales junto al pianista Sergei Rachmaninov, durante la primera mitad del siglo XX.

A continuación, Vengerov interpretó solo al violín el Caprice no. 24 de Niccolò Paganini, quizá el mas famoso violinista de la Escuela Italiana. Esta pieza fue brillante y muy difícil, y la interpretación de Vengerov fue tan perfecta que arrancó una gran ovación cuando aún no la había terminado.

Vengerov nos contó luego que, así como grande fue Paganini, también lo fue el belga Eugène Ysaÿe, quién escribió bellísimas sonatas para violín solo, y fue una pena que no haya compuesto un concierto para violín y orquesta. De este autor, interpretó la sonata Ballade no. 3, obra también brillante como la de Paganini, pero con un estilo propio. Franck y Debussy escribieron obras dedicadas a este artista, lo cual nos muestra su grandeza.

Antes de la última pieza del programa, presentaron un ´encore´. Este fue la pieza "Après un rêve", del francés Gabriel Fauré, inspirada y famosa obra del repertorio. 

Para terminar, presentaron el Estudio en forma de vals, de Camille Saint-Säens, transcrita por Eugène Ysaÿe para violín y piano.



Así terminó el programa oficial. Con lo que, ante los gritos y ovación, Vengerov y Papian volvieron rápidamente para los "Encores". Generosa y emocionadamente ofrecieron las danzas húngaras no. 1 y 5 de Johannes Brahms, las más famosas de su serie de 21 danzas. En estas obras Vengerov se permitió improvisar pasajes virtuosos que exaltaron al público nuevamente. 


El público enfervorizado gritaba y quería mas. El recital llevaba ya mas de dos horas y media. Finalmente, Vengerov, emocionado, dijo que esta fue para ellos una noche mágica y muy especial, y regaló la famosa Méditation de la ópera Thaïs de Jules Massenet.

Cuando llegúe a su hotel la mañana del sábado para entrevistarlo, lo primero que escuché en el lobby fue un pasaje de la Méditation, interpretada por Vengerov mientras era fotografiado. Cerrar con esta misma obra en el recital para mi completa una extraordinaria experiencia con este mágico artista.

El público, en su mayoría admiradores y estudiantes de violín bloquearon las puertas de salida del Santa Úrsula gritando y esperando que el artista salga para tomarse fotos con el. Las monjas deben haberse despertado de la bulla, pero espero hayan sido tolerantes con la experiencia tan rica e histórica que se vivió este martes allí.



En términos de variedad de programa, maestría y virtuosidad demostrada, debo decir que este ha sido el mejor recital que Lima ha visto en varios años, de un artista vigente que no ha perdido su toque ni estilo, mucho menos su potencia y energía. En este sentido creo que el artista logra su objetivo, de desconectarnos de las preocupaciones y distracciones del mundo actual, y llega a conectarnos de forma exitosa con nuestra esencia. El electrizante Vengerov nos dejó una noche para el recuerdo.

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13 octubre 2014

Entrevista: Maxim Vengerov, leyenda del violín en Lima

Nicola Fee Bahl
Por Gonzalo Tello para el diario El Comercio
elcomercio.pe/blog/operaperu

Puedes leer esta entrevista también en la edición de hoy de LUCES, página C2.
Considerado un prodigio y superestrella desde muy joven, el ruso Maxim Vengerov inició su carrera con apenas 5 años, ganando el prestigioso concurso Wieniawski a los 10, y el Carl Flesch a los 15. Ganador del Grammy (2004) y del premio Gramophone (2002), el más prestigioso de la música clásica, es unánimemente considerado el mejor intérprete del violín de nuestros tiempos. Con solo 40 años, se ha presentado en las salas más prestigiosas del mundo en conciertos a sala llena. Ha grabado desde los 10 años y es artista exclusivo de EMI. Su carrera ha sido digna de documentales que han sido presentados con éxito en festivales internacionales y por televisión, ganando una fama inigualable. Actualmente distribuye su tiempo entre el violín, la dirección de orquesta y la enseñanza. Vengerov interpreta en un violín Stradivarius de 1727, que perteneció al famoso violinista Rudolphe Kreutzer, a quien Beethoven dedicó su famosa sonata.
Vengerov llega por primera vez a nuestro país invitado por la Sociedad Filarmónica de Lima, la cual se destaca por traer a las superestrellas de hoy a nuestro país. Ofrecerá un recital único y especial este martes 14 de octubre en el auditorio Santa Úrsula, acompañado del prestigioso pianista Vag Papian. Además, pasará varios días conociendo nuestro país y ofrecerá una Masterclass, en el que podrá conocer de cerca a nuestros jóvenes talentos.
Antes de encontrarnos en el lobby de su hotel para esta entrevista, me di con la sorpresa de escuchar un pasaje de la famosa “Méditation” de “Thaïs” que venía del fondo del hall, interpretada por el mismo en su Stradivarius, mezclada con la bulla de huéspedes y música ambiental. Una gran manera de comenzar esta extensa y muy cálida conversación con una de las leyendas vivas de nuestro tiempo.
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¿Cuáles son las expectativas de tocar por primera vez en Lima?
Es muy emocionante. Como sabes he ido a muchos lugares y es maravilloso conocer nuevos, por lo que mi vida como músico no puede ser aburrida. Me recargo conociendo nuevas culturas y nuevos públicos. Las reacciones siempre son diferentes, y esta es la verdadera razón de dar conciertos. El programa que ofreceremos aquí no es algo convencional, será muy especial y único.
¿Siente la misma emoción y entusiasmo al dar conciertos como la sentía en sus primeros años?
Nunca hay rutina. No me lo imagino ya que si es así me preocuparía y pensaría en terminar la carrera (ríe). Estar frente al público e interpretar cualquier tipo de actividad me hace elevar la energía, así las personas lo puedan percibir. Desde que tengo cinco años siento el mismo entusiasmo y energía.
En Lima tenemos el privilegio de haber recibido la visita de los más grandes violinistas de hoy, como Hilary Hahn, Joshua Bell, Midori, Itzhak Perlman, Pinchas Zukerman, Schlomo Mintz, Gil Shaham y ahora usted. ¿Cuál es su relación con sus colegas? ¿Se ven y comparten momentos o experiencias?
A veces coincidimos en las mismas ciudades, pero usualmente nuestras agendas no concuerdan. Viajamos mucho y raramente nos encontramos, salvo por algún motivo especial. Conozco a la mayoría de mis colegas.
Usted ha pasado por muchas experiencias en esta corta vida pero muy larga carrera, ¿Cuáles considera que son sus principales desafíos hoy?
Como cualquier artista, al inicio nos preparamos para aprender a tocar nuestro instrumento. Luego buscamos interpretar para el público y lograr reconocimiento, esa es la segunda etapa. Paralelamente uno va creciendo como ser humano, y es un proceso que nunca termina. La siguiente etapa llega cuando uno se pregunta cómo usar este reconocimiento para lograr algo positivo para la sociedad, para la música, para la gente. Acabo de cumplir 40, creo que mi modesta misión en la vida es ofrecer al público un balance a través de mi arte para que cuerpo y alma vivan en armonía. Hoy en general vivimos una era convulsionada de guerras y desavenencias religiosas porque no hemos encontrado la armonía, es simple. Es una inversión modesta pero importante, pues nos permite mejorar, construir el castillo del amor y la alegría, donde la gente viva en armonía. Esto no es una utopía, uno debe trabajar en ello. Como músico debo dedicarme a dar lo mejor de mi música. Desde muy chico creo que la música es mi religión, e interpretando para una audiencia, la misión del artista es transformarla y ofrecer un ambiente de recogimiento, para relajarse, desconectarse del mundo.
Eso suena a todo un desafío…
Si, la música refleja la vida de las personas, y viceversa. Cuando apagas el teléfono y dejas los emails de lado, puedes encontrarte finalmente a ti mismo. La música clásica es la mejor que puede ofrecer esa experiencia, pues es la más pura.
Usted describe lo que yo llamo la era “Twitter”, en que la atención es más dispersa y la concentración es cada vez más difícil. ¿Es más difícil captar esa atención del público ahora que hace 15 o 20 años?
Por supuesto. Si yo llego hoy a una sala de conciertos e interpreto como lo hacía hace 15 años, no voy a poder tocar una sola nota, por la reacción del público. Hoy llegan con las mentes más ocupadas, y hoy es más confuso, ya que toma más tiempo al público concentrarse. Los artistas reaccionamos a eso, hemos crecido también con la sociedad. Nos hemos vuelto más fuertes para encajar en la nueva tendencia, en la nueva sociedad. Cada vez es más desafiante crear esa atmósfera necesaria…
Cuando dice desafiante, ¿se refiere a más difícil?
Sí lo quiere llamar difícil, sí, porque requiere mayor esfuerzo y energía, pero de forma positiva, porque como artista me beneficio de esa experiencia. Le doy un ejemplo: Durante la época más difícil de la Unión Soviética, Shostakovich escribía la más emocionante e inspirada música, que podía trascender al público. Beethoven, que es el gigante de gigantes de la composición, puede aprender de Shostakovich y sus contemporáneos esto, de como, durante una época dura y difícil, lograr superar el reto de componer maravillosas obras. Esto hace que ese esfuerzo tenga un valor que otros grandes compositores con vidas más fáciles no tuvieron. Igual Shostakovich siempre hubiera sido un compositor importante, por su talento. Pero por la  vida difícil que tuvo y lo que logró se vuelve un compositor extraordinario.
Dicho esto entonces, tenemos esperanza…
Tenemos esperanza, pero lo que quiero decir es, gracias a Dios que existe la música, porque refleja el cuerpo y alma de las personas. No se trata de solo interpretar por placer o entretenimiento, va más allá de eso. Eso es mi pequeña misión de cada día.
En esta nueva etapa, como director de orquesta y violinista, ¿Hay un nuevo sonido o estilo en su interpretación? ¿Cuál es la diferencia entre sus años “electrizantes” y hoy?
Si, absolutamente. Primero que nada, si hablamos del sonido de un artista, sea un pianista o violinista o cantante, en primer lugar es importante que siempre sea uno que el público pueda reconocer. Si uno prende la radio hoy y escucha una grabación de Jascha Heifetz, por ejemplo, uno reconoce que Heifetz el intérprete, y no otro, por esa técnica, calidad y sonido que lo diferencia de otros. Hoy se tiende a encasillar a uno en un estilo determinado, ya sea barroco, romántico o contemporáneo, pero lo importante es tener una idea amplia. Cuando cumplí 20, quise aprender lo más que pude sobre diferentes estilos y compositores para violín. Estudié barroco y otros estilos, también a tocar la viola y conocer el repertorio sinfónico. En Julio me gradúe de cinco años de conducción, en Moscú. Decidí tomar dos años más para estudiar el repertorio operístico, para conocerlo y dirigir ópera también. No sé si vaya a volverme un director a tiempo completo, siempre seré un violinista, ya que es un instrumento complejo y demanda mucho tiempo, pero esto amplía mi visión. Ahora encuentro el sonido sinfónico en las obras de cámara y las interpreto con un entendimiento mucho más amplio.
Háblenos sobre el programa especial que trae para este recital, con tantas obras y compositores.
Usualmente en un recital así se presentarían una par de sonatas y al final un par de regalos, esta vez quiero darle al público dos experiencias diferentes sobre la música de cámara. Primero, dos de las mejores sonatas escritas para violín y piano: La de Cesar Franck, obra de la era romántica, de la escuela Franco-Belga, dedicada al violinista Ysaÿe, hecha para su estilo de interpretación; La segunda es la de Sergei Prokofiev, de una época no tan distante pero si de una escuela muy distinta, dedicada a David Oistrakh. La primera obra es brillante y dramática y la segunda oscura, darán a la audiencia una visión muy amplia de la música de cámara. Luego algo muy diferente, obras escritas por grandes violinistas virtuosos como Paganini, Wieniawski, Ysaÿe, Kreisler y otros. Quiero que la audiencia escuche y experimente los diferentes estilos de composición y todo lo que un violín puede hacer y cuan increíble puede ser. Todas estas son piezas cortas.

Vag Papian le ha enseñado mucho sobre dirección. ¿Cuán cercana es su conexión en la interpretación?
Él fue mi primer profesor de dirección orquestal. Usted me preguntó cómo había cambiado mi estilo de interpretación, pues, gracias a esta nueva forma de ver las obras que he logrado hoy, con el las interpretamos con una visión de orquesta, no solo como música de cámara. Así la visión de la música y de todo lo que puedo hacer con ella es mucho más rica y esto le da un nuevo sentido.
En su experiencia dirigiendo, ¿tiene algún período favorito, o es amplio?
Cuando dirijo Bach o Mozart, por ejemplo, prefiero hacerlo desde el violín. Otro tema es cuando dirijo Beethoven, Brahms o Tchaikovsky. Tengo planes para dirigir, por ejemplo, la “Sinfonía Fantástica” de Berlioz el próximo año, y luego las sinfonías de Shostakovich, Bruckner y Mahler. Estoy expandiendo el repertorio.
Siempre ampliando su experiencia musical, invierte mucho tiempo enseñando…
Invierto más de un mes de mi tiempo al año para eso, lo cual es bastante. Es muy importante compartir mi experiencia y lo aprendido.
Usted ha dicho que le gustan las competencias, pues puede encontrar el alma de los intérpretes en lo que pueden entregar, más allá de la técnica en sí. Ahora que la técnica se ha masificado tanto, ¿qué espera de los músicos jóvenes?
La definición de buena interpretación técnica puede ser diferente. Si usted dice que una gran interpretación se basa solo en tocar a tono, muy rápido y fácilmente, esa no es definición de virtuosidad. Hay otros dos niveles, el primero es que nada viene de la nada, todo tiene una tradición y un origen. Nuestra técnica y lenguaje viene, debo decir, desde la Escuela Italiana de Corelli, Tartini, Paganini y otros. Luego la Escuela Española de Sarasate, la Escuela Francesa que dio las semillas para la Escuela Rusa, eso es algo que muchos no saben. El polaco Wieniawski estudió en Francia y vino a enseñar a Rusia invitado por Rubinstein. Así nacieron los grandes rusos como Heifetz, Oistrakh y muchos más. Siento que actualmente hay ganas de desconectarse de la tradición de los grandes maestros del pasado. ¿Por qué? Se cree que, como nueva generación, se puede ser mejor sin seguir esas raíces...eso es algo equivocado. Yo crecí aprendiendo esa tradición de los grandes maestros del siglo XIX y XX, ellos son mis héroes y es la tradición que quiero inculcar. Como en la vida, si no nos conectamos con la naturaleza y nuestro pasado, creamos algo artificial que no será sostenible en el tiempo. Conectándonos, seremos más virtuosos y brillantes, por la expresión técnica y la conexión con el instrumento. Esta es la idea cuando doy clases maestras.
Cuéntenos sobre su violín. Sabemos que es muy especial.
Cuando voy a salas de conciertos e interpreto no solo es importante mostrar la música y la herencia de los grandes maestros, sino también mostrar su instrumento, ya que este es una obra de arte activa y fácil de transportar hecho por Stradivari en 1727. Es como ir a un museo, es verlo y oírlo…
…Y además es un instrumento inmortal en si mismo…
Inmortal, exactamente. Stradivari era un genio y tenía una visión. Hay muchísimos violines y muy buenos, pero Stradivari tenía algo especial. Él tenía una gran fábrica y no los hacía el mismo, eran cientos de personas. Pero tenía la conexión, algo espiritual y el conocimiento para darles ese toque final de obras de arte por cómo los elaboraba. Por eso sus instrumentos fueron excelentes en su tiempo y lo son hoy. Este violín perteneció al que fue conocido como el “Paganini francés”, Rudolphe Kreutzer, contemporáneo de Beethoven, a quien este conoció y le dedicó su famosa sonata no. 9, pero Kreutzer nunca la interpretó pues no entendió la complejidad y trascendencia de la pieza.
¿Qué expectativas tiene con el encuentro que tendrá con jóvenes músicos peruanos en la Masterclass?
Tengo mucha curiosidad de saber cuál es el nivel y sobre todo el potencial. Estoy seguro que lo hay porque tengo buena referencia de su cultura, sé que tienen genes maravillosos. Cada lugar tiene diferente energía y genes particulares y creo que aquí hay algo especial y tienen gran talento. En Latinoamérica tienen el gran privilegio del sentido del ritmo y el calor, algo que no se encuentra siempre en Europa, y marca la mitad de la interpretación. Eso es algo que me estimula cada vez que vengo.
El “Sabor latino” debe ser…
Exacto, eso es y la música tiene que tenerlo. El violín es un instrumento complejo que a veces se atraviesa entre el artista y la música, y hay que luchar para lograr esa conexión, creando la expresión técnica adecuada. La mejor expresión técnica fue creada a fines del siglo XIX e inicios del XX, cuando la mejor música para el violín fue compuesta. Claro que hay un desarrollo de la técnica creado después por Shostakovich, Prokofiev, Britten, Schnittke y contemporáneos. Sin embargo, nada más sofisticado fue compuesto luego. Así que debemos regresar a la era romántica del repertorio para volver a aprender a ser buenos violinistas.
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08 octubre 2014

Maxim Vengerov llega a Lima este 14 de octubre

Ganador del Grammy y del Premio Gramophone, Vengerov ofrecerá un único concierto en nuestro país dentro de la Temporada 2014 de la Sociedad Filarmónica de Lima. Ofrecerá además una clase maestra a estudiantes.
(Difusión SFL) Este martes 14 de octubre a las 7:45 p.m. en el Auditorio Santa Úrsula se presenta el famoso violinista ruso Maxim Vengerovcomo parte de la Temporada 2014 de la centenaria Sociedad Filarmónica de Lima. Este es uno de los recitales mas esperados del año.
En su primer concierto en Lima y mostrando su versatilidad única como artista, Vengerov interpretará un programa diverso, con obras de Franck, Prokofiev, Dvorak, Wieniawski, Kreisler, Paganini, Saint-Saëns e Ysaÿe. Lo acompañará el pianista armenio Vag Papian. Asimismo, aprovechando su visita, Vengerov ofrecerá una clase maestra exclusiva para estudiantes del Conservatorio Nacional de Música, Orquesta Juvenil Sinfonía por el Perú y Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil. 
Mundialmente aclamado como uno de los más grandes violinistas de la actualidad, Maxim Vengerov es reconocido como un músico de primer orden y uno de los solistas más solicitados en todo el universo de la música clásica. Ha ofrecido recitales como solista y conciertos junto a las orquestas y directores más destacados del mundo.  
Nacido en 1974, Vengerov comenzó su carrera como violinista a los cinco años, ganando las concursos Wieniawski y Carl Flesch a los diez y quince años de edad, respectivamente. Estudió con Galina Tourchaninova y, posteriormente, con Zakhar Bron. Su primera grabación la hizo a la edad de diez años y ha grabado para importantes sellos discográficos, haciéndose merecedor de los premios Grammy (2004) y Gramophone como Artista del Año (2002). 
En el 2007, siguiendo los pasos de sus mentores Mstislav Rostropovich y Daniel Barenboim, se interesó en la dirección e inició estudios con Yuri Simonov, graduándose finalmente como director de orquesta y con un diploma de excelencia del Instituto de Moscú de Ippolitov-Ivanov (junio, 2014). En las últimas temporadas Vengerov se ha presentado como solista  y/o director, junto a orquestas como la Filarmónica de Berlín, London Symphony Orchestra, BBC Symphony Orchestra, Chicago Symphony Orchestra, entre otras. 
Otros puntos destacados incluyen una gran gira de 21 conciertos por Europa y Oriente como solista y director de la Orquesta de Cámara de Polonia y numerosos recitales en todo el mundo. En la temporada 2014/15 se presentará en el nuevo Symphony Hall de Shanghai junto al maestro Long Yu y Lang Lang, y será el encargado de abrir la temporada de conciertos de la Orquesta Sinfónica de Shanghai y la Orquesta de París. 
Una de las grandes pasiones de Vengerov es la enseñanza y la promoción de jóvenes talentos. Actualmente es Embajador y profesor visitante del Menuhin Music Academy en Suiza, así como profesor en la Royal Academy of Music de Londres. Ha sido jurado de prestigiosos concursos como el Donatella Flick, Menuhin Violin Competition, Montreal International Violin Competition y Wieniawski Violin Competition, del cual presidió el jurado en el 2011 y ha sido reelegido para asumir nuevamente esta función en el año 2016.
En 1997 se convirtió en el primer músico de género clásico en ser nombrado Embajador de Buena Voluntad de UNICEF, lo que le ha permitido seguir inspirando a niños de todo el mundo a través de la música. Es también mecenas del proyecto MIAGI en Sudáfrica, que conecta a niños de diferentes orígenes étnicos a través de la música.
Vengerov ha sido motivo de una serie de documentales, como Playing by heart, el cual fue proyectado en Cannes Television Festival (1999), y Living the dream, que obtuvo el Premio Gramophone al Mejor Documental (2008). Próximamente, Vengerov está planeando lanzar su propio sello discográfico denominado VMV (Vengerov Music Vision).
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