Orquesta Sinfónica Nacional de Lituania,dirigida por Vladimir Lande. Fotos: Gran Teatro Nacional |
Por Gonzalo Tello (Operaperu.com)
Este martes tuvimos la oportunidad de disfrutar por primera vez de un ciclo único y novedoso en nuestra ciudad. La Sociedad Filarmónica de Lima, que por casi 106 años nos ha ofrecido lo mejor de la música clásica en recitales y conciertos de cámara, presentando en Lima a grandes intérpretes del circuito internacional, esta vez estrenaba nueva sede, la del Gran Teatro Nacional. Esta Sociedad se caracteriza por presentar solistas y conjuntos, y rara vez como ocasión especial presenta grandes conjuntos y elencos musicales. Este 2013 dentro de su temporada han optado por hacer llegar a Lima sendas orquestas internacionales para deleite de los melómanos. Y el Auditorio del colegio Santa Úrsula, si bien tiene una acústica idónea, no tiene la capacidad de recibir a conjuntos tan grandes. Por eso han separado su temporada actual en dos ciclos, el ciclo regular, en Santa Úrsula, en que presentarán a los solistas anunciados, y el ciclo sinfónico, en que presentarán a cuatro orquestas de gran tamaño en el Gran Teatro Nacional.
La primera que nos visitó fue la Orquesta Sinfónica Nacional de Lituania, dirigida por Vladimir Lande y acompañada de la pianista china Xiayin Wang. El programa fue uno virtuoso y muy interesante: Incluía la obertura "Rosamunde" de Franz Schubert, el concierto para piano y orquesta de Maurice Ravel y la quinta sinfonía de Dmitri Shostakovich.
Escuchar a una orquesta de 85 músicos en obras de esta envergadura ha sido un enorme privilegio ya que la acústica de nuestro primer teatro está diseñada para eso, para acoger a elencos de primera calidad. En "Rosamunde" el sonido de la orquesta estuvo muy bien ajustado al estilo, con dinámica e ímpetu inyectado por Lande. Destacadísimas las cuerdas y los vientos.
Para el concierto de Ravel, en que Wang fue la protagonista, encontramos una obra exquisita con claros matices norteamericanos. Ciertos pasajes recuerdan a Gershwin, a pesar que el compositor mismo decía que se inspiraba en músicos como Saint-Säens. En este concierto de Ravel se lucen casi todos los instrumentos solistas de la orquesta, desde el concertino, el piccolo, fagot, clarinetes hasta los metales. Varios de los músicos pudieron demostrar su maestría y capacidades con sus instrumentos respectivos.
Xiayin Wang es una digna representante de su generación y su región. Una virtuosa con el instrumento en que el sonido sale como por arte de magia y sorprende la capacidad y la velocidad con que lo ejecuta. Luego de la ovación de rigor del público, vuelve para regalar una obra de autor chino compuesta para el aniversario de la Revolución.
La segunda parte nos trajo una de mis obras favoritas y de aquellas en que uno se queda obsesionado desde el inicio: La quinta sinfonía de Dmitri Shostakovich. Compositor ruso, uno de las famosos del siglo XX y muy ligado a la era soviética, régimen con el cual tuvo durante su vida una relación de amor-odio. Esta sinfonía en cuatro partes presenta frases melódicas muy inspiradas y características del sonido de este autor. Se requiere gran volumen y concentración de los músicos,ya que cada cambio de tiempo presenta mucha sutileza. Lo mejor fueron los dos últimos movimientos, sobretodo en los brillantes metales y las inspiradas cuerdas.
La orquesta y su director fueron generosos con los regalos al entusiasmado público. El primero fue la obra "Habanera" del compositor lituano Eduardas Balsys, parte de la película "Adam wants to be a man". Obra melódica y de estructura simple que desentonó mucho con el poderoso Shostakovich que acabábamos de oír. Luego vino una obra mas conocida: La obertura de "Die Fledermaus" de Johann Strauss Jr.
Me da un poco de sentimientos encontrados ya que en Lima no es común recibir de visita orquestas de este tamaño y calidad.Cada vez que llega alguna es todo un evento, y por primera vez el Gran Teatro Nacional acoge esos sonidos. Es un poco triste por el momento elencos de ese nivel que le den el nivel de excelencia a estos espectáculos, pero hace bien el Ministerio de Cultura en incentivar el trabajo de sus elencos y así darles experiencia y oportunidad de especializarse. Mientras tanto, y sin ánimos de menospreciar sino de pura reflexión, deberemos seguir apoyando a nuestros músicos.
Estar en este concierto con el público habitual de la Sociedad Filarmónica fue un completo lujo, y una experiencia de esas que disfrutamos. Un público culto, educado y oportuno. No está de mas decir que los silencios sepulcrales que dudo se hayan escuchado antes en este teatro, entre movimientos de las obras eran dignos de los ilustres visitantes. La etiqueta en los conciertos clásicos es tan importante como las obras en si, y educan sobretodo al público joven. Salvo las eventuales toses de ciertos personajes mayores que creen que tienen derecho a abusar de esta y por ahí con animo figuretero, para escucharse en la grabación. Esta vez no escuchamos (al menos yo) los típicos caramelos en bolsa de plástico, las conversaciones inoportunas ni entradas de público fuera de momento. Eso es algo que el GTN ha descuidado y debe retomar.
La Sociedad Filarmónica de Lima inicia su temporada de abono en mayo. Será espectacular, son artistas de primera, y parece que se superará como en años anteriores. Corra y compre sus abonos, que además están a excelentes precios.
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