06 mayo 2018

Esplendor desde Rusia




La Orquesta Estatal de Moscú "Evgeny Svetlanov" nos trajo un brillante programa y se ubicó como uno de los grandes eventos del año. (Fotos: SFL)
Por Gonzalo Tello (Ópera Perú)
⭐️⭐️⭐️⭐️
La Sociedad Filarmónica de Lima inició su Ciclo Sinfónico este 2018 con la presentación de la Orquesta Sinfónica Estatal "Evgeny Svetlanov" de Rusia, uno de los tantos elencos de la capital de uno de los países con la mayor tradición musical del mundo. Ellos llegaron en gira por Sudamérica, dirigidos por su titular, el noruego Terje Mikkelsen y con la grata presencia de un virtuoso pianista, el ruso Philipp Kopachevsky, quien ha grabado varios discos y sus interpretaciones son admiradas por crítica y público. A los 28 años, a logrado una técnica excepcional.

El programa incluyó tres obras del repertorio universal: Primero una selección de las suites 1 y 2 de "Peer Gynt" de Edvard Grieg. Por supuesto las mas conocidas (La mañana, Danza de Anitra, Retorno de Peer Gynt, Canción de Solveig y En el vestíbulo del Rey de las montañas). El director noruego, con dirección elegante, condujo al bloque orquestal del centenar de músicos por los diversos estilos, volúmenes e intenciones de cada sección,  y percibimos la capacidad, color y fuerza del conjunto. Muy precisos y elegantes ritardando, que le daban mayor efecto a las piezas.

Llegó el turno del solista Kopachevsky y del famoso Concierto para piano y orquesta No. 1 Op. 23 de Tchaikovsky. Este concierto es tan ejecutado, y en manos de unos rusos no hubiera sido nada extraño que salga bien, y listo. Pero lo que hizo Kopachevsky en el teclado fue digno de atención. Primero que nada, los músicos rusos tienen ese mérito de respetar las partituras e interpretar lo mas fiel al original, cosa que ya no es tan común en orquesta y directores occidentales. Los últimos prefieren acelerar las cosas, lograr efectos mucho mas dinámicos y muchas veces quitarles el peso y contundencia a ciertas obras por lograr un efecto mucho mas impactante y "vendedor". Esto, si bien se aprecia cuando está bien dirigido y ejecutado, muchas veces nos aleja de aquella tradición de los intérpretes de antaño. Los rusos no buscan el efecto fácil, mas bien respetan su tradición. Esto se puede decir de esta orquesta y el pianista, quien es conocido por ser fiel ejecutante de las indicaciones del compositor. Durante los tres movimientos del concierto, logró muchos acentos, cambios de tiempo y claridad en las melodías. Especialmente en el tránsito del Allegro con spirito al Andantino, que usualmente termina el primero con fuerza efectista, en este caso, se hizo un proceso de transición que resultó novedoso y fuera de la rutina habitual.

Escuchar tocar el piano a este pianista de 28 años fue como escuchar a los grandes, y no necesitamos que esté en las portadas de las webs de las grandes casas discográficas cuando lo que fluye del piano fue magia. Definitivamente uno de los grandes solistas que hemos escuchado últimamente. Una pena que no se le haya dado mas relevancia en el anuncio.
La impresión fue tal, que el solista recibió ovaciones de pie, las cuales agradeció con un bis, la Danza Húngara no. 6 de Johannes Brahms, con juegos de tiempo y mucha virtuosidad.
La segunda parte fue dedicada a la célebre Quinta Sinfonía de Dmitri Shostakovich. La génesis de cómo el compositor creó esta obra no tienen mucho que ver con el efecto que causa. La armonía y orquestación son de tal nivel que escucharla por primera vez le cambia el mundo a cualquiera. Fue lo que me pasó hace 20 años.
En la interpretación de la orquesta volvieron a brillar las cuerdas, y vientos, aunque no del todo los metales. La interpretación de cada movimiento fue perfecto y seguramente produjo el mismo efecto en quienes la escucharon por primera vez que en mi. Para destacar está el Largo, pieza digna de las mas grandes jamás escritas, y  el brillante Allegro non Troppo.
De regalo, la orquesta fue generosa y ofreció el célebre Romance de la Suite de "The Gadfly", también de Shostakovich. Esta pieza es tomada por los grandes violinistas como pieza de concierto. El Concertino Sergei Girshenko dió una sentida interpretación. 
Como cereza final, El Vals de la Suite "Masquerade" de Aram Khachaturian llevó esta presentación al sitial de lo que será seguramente una de las mas importantes y destacadas del año.

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