La gran violinista nos dio catedra en un recital que demostro una maestria pocas veces vista por estos lares. Junto a la pianista ucraniana Valentina Lisitsa disfrutamos de un programa atrevido, como audaz y lleno de matices. Una excelente velada dificil de superar.
En exclusiva, que mejor que publicar una critica del concierto de un especialista, quien asistio al mismo. Jay Reise, compositor americano, quien tambien tiene un concierto para violin y orquesta, entre muchisimas otras obras, accedio a mi pedido de escribir una critica exclusiva para OperaPeru.com
Hilary Hahn se presenta en Lima Perú
Por Jay Reise
La violinista americana Hilary Hahn ofreció un programa altamente personal e inusual, con piezas de Ysaÿe, Ives, Bartók y Brahms en el Auditorio del colegio Santa Úrsula el pasado sábado. Fue inusual que no hubieran piezas clásicas grandes como las sonatas de Beethoven o Franck. Muchas de las piezas fueron seguramente estrenos en Lima, así como lo habrían sido en varias de las ciudades en las que Hahn estuvo recientemente. El programa fue personal en esas dos sonatas para violín de Eugène Ysaÿe, el profesor principal del maestro de Hahn, Jascha Brodsky (seria entonces, su “abuelo” musical) que fueron incluidas.
Las sonatas para violín solo del belga Ysaÿe (1858-1931) fueron compuestas en 1923. Hahn interpreto la cuarta y la sexta. Esas sonatas son muy conocidas entre los violinistas pero raramente interpretadas. Son notoriamente difíciles y llenas de pasajes complicados en las que solo un violinista con atributos de otro mundo, como lo era Ysaÿe, podía soñar; y una similarmente trascendental como Hahn pudo interpretarlas con facilidad y aplomo. Los pasajes fueron ejecutados con una exactitud que sugieren a Heifetz (no soy el primero que sugiere esto) pero sin ningún rastro de sonido afilado. La entonación fue esplendida durante la obra. Pero lo que nos cautivó en estas piezas, así como en el resto del programa, fue cuan delicadamente y expresivamente Hahn y su espléndida pianista acompañante Valentina Lisitsa interpretaron esos contrastantes y suaves pasajes. Tomando gran ventaja de la excelente acústica de la sala del Santa Ursula, por momentos Hahn y Lisitsa trajeron la música en forma de suspiro. Frases expresivas fueron de lo más amoldadas y llenadas de matices. La tercera pieza de Ysaÿe, su meditativa “Rêve d’enfant” fue una pequeña joya.
La misma magnifica musicalidad fue traída a través de las tres sonatas para violín y piano compuestas entre 1914-21 por el compositor americano Charles Ives (1874-1954) (Hahn interpretó las Nos. 1, 2 y 4). Esta es música de grandes contrastes, en la que Ives incorpora canciones folklóricas americanas. Música tan simple y robusta es comúnmente seguida por pasajes de búsqueda sin respiro. Jugueteos ingenuos pueden ser seguidos por música de profunda espiritualidad e incluso profunda soledad. Hahn y Lisitsa transportaron toda la expresión y matices del mundo de Yves de la forma más convincente.
La música mas conocida del programa vino con Brahms, no las sonatas usuales, sino las transcripciones de Joseph Joachim de sus populares “Danzas Húngaras” (siendo un amigo cercano de Brahms, así como el músico que estrenó su concierto para violín y orquesta, Joachim estaba más que calificado para hacer este trabajo) Hahn y Lisitsa interpretaron las piezas con bravura y un sentido ganador de festividad, sirviendo, las danzas mas lentas, como antesala para las mas exuberantes.
La última pieza del programa fueron las “Danzas Folklóricas Rumanas” de Béla Bartók. Además de ser uno de los compositores más importantes del siglo XX, Bartók (1881-1945) fue un etnomusicólogo pionero quien asiduamente juntaba melodías folklóricas de su Hungría natal así como de otros países europeos. Originalmente escritas para piano, las danzas fueron arregladas para violín y piano por Zoltán Székely (quien ejecutó el estreno mundial del segundo concierto para violín y orquesta de Bartók). La ejecución de las danzas, en cierta medida, pareció aportar a una serie de temas musicales en esta velada, con la mezcla de elementos del folklore y la danza junto a pasajes de profundo lirismo.
Algo que reflejó de alguna forma el humor del “Rêve” de Eugène Ysaÿe, fue el regalo que dieron al final: el “Cantabile” de Paganini.
Este fue un concierto muy generoso, lleno de maravillas, en el que el público respondió con prolongados aplausos y gran entusiasmo.
(Jay Reise es un compositor americano. Recipiente de las becas de la Fundación Guggenheim, Fundación Rockefeller, entre otras. Ha escrito el poema sinfónico "The Selfish Giant", conciertos para violín, cello, grupos de cuerdas, así como la ópera "Rasputin" estrenada en NYC Opera en 1988 y recientemente producida en Moscú. Se encuentra en el Perú escribiendo la ópera "La sonata de los espectros" basada en la obra de August Strindberg).
Hilary Hahn se presenta en Lima Perú
Por Jay Reise
La violinista americana Hilary Hahn ofreció un programa altamente personal e inusual, con piezas de Ysaÿe, Ives, Bartók y Brahms en el Auditorio del colegio Santa Úrsula el pasado sábado. Fue inusual que no hubieran piezas clásicas grandes como las sonatas de Beethoven o Franck. Muchas de las piezas fueron seguramente estrenos en Lima, así como lo habrían sido en varias de las ciudades en las que Hahn estuvo recientemente. El programa fue personal en esas dos sonatas para violín de Eugène Ysaÿe, el profesor principal del maestro de Hahn, Jascha Brodsky (seria entonces, su “abuelo” musical) que fueron incluidas.
Las sonatas para violín solo del belga Ysaÿe (1858-1931) fueron compuestas en 1923. Hahn interpreto la cuarta y la sexta. Esas sonatas son muy conocidas entre los violinistas pero raramente interpretadas. Son notoriamente difíciles y llenas de pasajes complicados en las que solo un violinista con atributos de otro mundo, como lo era Ysaÿe, podía soñar; y una similarmente trascendental como Hahn pudo interpretarlas con facilidad y aplomo. Los pasajes fueron ejecutados con una exactitud que sugieren a Heifetz (no soy el primero que sugiere esto) pero sin ningún rastro de sonido afilado. La entonación fue esplendida durante la obra. Pero lo que nos cautivó en estas piezas, así como en el resto del programa, fue cuan delicadamente y expresivamente Hahn y su espléndida pianista acompañante Valentina Lisitsa interpretaron esos contrastantes y suaves pasajes. Tomando gran ventaja de la excelente acústica de la sala del Santa Ursula, por momentos Hahn y Lisitsa trajeron la música en forma de suspiro. Frases expresivas fueron de lo más amoldadas y llenadas de matices. La tercera pieza de Ysaÿe, su meditativa “Rêve d’enfant” fue una pequeña joya.
La misma magnifica musicalidad fue traída a través de las tres sonatas para violín y piano compuestas entre 1914-21 por el compositor americano Charles Ives (1874-1954) (Hahn interpretó las Nos. 1, 2 y 4). Esta es música de grandes contrastes, en la que Ives incorpora canciones folklóricas americanas. Música tan simple y robusta es comúnmente seguida por pasajes de búsqueda sin respiro. Jugueteos ingenuos pueden ser seguidos por música de profunda espiritualidad e incluso profunda soledad. Hahn y Lisitsa transportaron toda la expresión y matices del mundo de Yves de la forma más convincente.
La música mas conocida del programa vino con Brahms, no las sonatas usuales, sino las transcripciones de Joseph Joachim de sus populares “Danzas Húngaras” (siendo un amigo cercano de Brahms, así como el músico que estrenó su concierto para violín y orquesta, Joachim estaba más que calificado para hacer este trabajo) Hahn y Lisitsa interpretaron las piezas con bravura y un sentido ganador de festividad, sirviendo, las danzas mas lentas, como antesala para las mas exuberantes.
La última pieza del programa fueron las “Danzas Folklóricas Rumanas” de Béla Bartók. Además de ser uno de los compositores más importantes del siglo XX, Bartók (1881-1945) fue un etnomusicólogo pionero quien asiduamente juntaba melodías folklóricas de su Hungría natal así como de otros países europeos. Originalmente escritas para piano, las danzas fueron arregladas para violín y piano por Zoltán Székely (quien ejecutó el estreno mundial del segundo concierto para violín y orquesta de Bartók). La ejecución de las danzas, en cierta medida, pareció aportar a una serie de temas musicales en esta velada, con la mezcla de elementos del folklore y la danza junto a pasajes de profundo lirismo.
Algo que reflejó de alguna forma el humor del “Rêve” de Eugène Ysaÿe, fue el regalo que dieron al final: el “Cantabile” de Paganini.
Este fue un concierto muy generoso, lleno de maravillas, en el que el público respondió con prolongados aplausos y gran entusiasmo.
(Jay Reise es un compositor americano. Recipiente de las becas de la Fundación Guggenheim, Fundación Rockefeller, entre otras. Ha escrito el poema sinfónico "The Selfish Giant", conciertos para violín, cello, grupos de cuerdas, así como la ópera "Rasputin" estrenada en NYC Opera en 1988 y recientemente producida en Moscú. Se encuentra en el Perú escribiendo la ópera "La sonata de los espectros" basada en la obra de August Strindberg).
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Hilary Hahn Performs in Lima, Peru
By Jay Reise
American violinist Hilary Hahn offered a highly personal and unusual program of pieces by Ysaye, Ives, Bartok and Brahms at the Auditorio del Colegio Santa Ursula last Saturday night. It was unusual in that there were no major-work "chestnuts" on the program like the Beethoven or Franck sonatas. Many of the pieces were probably Lima premieres, as they have been in many other cities in which Hahn has recently played. The program was personal in that two violin sonatas by Eugene Ysaye, the principal teacher of Hahn's teacher Jascha Brodsky (and therefore Hahn's musical grandfather) were included.
The Sonatas for Solo Violin by the Belgian Ysaye (1858-1931) were composed in 1923. Hahn performed Nos. 4 and 6. These sonatas are well known among violinists but very seldom played. They are notoriously difficult and filled with treacherous passages that only a violinist of other-worldly skills like Ysaye could dream up and a similarly transcendental one like Hahn could deliver with seeming ease and aplomb. Passagework was executed with an exactitude that suggested Heifetz (I am not the first to note this) but without any hint of an edgy sound. Intonation was splendid throughout. But what struck one here, as well as in the rest of the program, was how delicately and expressively Hahn and her splendid accompanist Valentina Lisitsa performed the contrasting quiet passages. Taking full advantage of the fine acoustics in the Santa Ursula Hall, Hahn and Lisitsa at times brought the music to a whisper. Expressive phrases were most delicately shaped and nuanced. A third Ysaye piece, his meditative “Rêve d’enfant”, was a small jewel.
The same superb musicianship was brought to the three Sonatas for Violin and Piano composed variously between 1914-21 by the American composer Charles Ives (1874-1954). (Hahn performed Nos. 1, 2 and 4.) This is music of great contrasts in which Ives incorporates American folk songs. Simple and robust music is often followed by extended passages of breathless searching. Naïve playfulness can be followed by music of powerful spirituality and even profound loneliness. Hahn and Lisitsa conveyed all the expression and nuance of Ives' world most convincingly.
The most familiar music on the program came from Brahms - not the usual sonatas but rather transcriptions by Joseph Joachim of the popular Hungarian Dances. (As a close friend of Brahms as well as the musician who premiered the Violin Concerto, Joachim was particularly qualified for this assignment.) Hahn and Lisitsa played the dances with bravura and a winning sense of festiveness, the quieter ones to some extent being foils for the more exuberant.
The final piece on the program was Bela Bartok's Romanian Folk Dances. In addition to being one of the most important composers of the 20th century, Bartok (1881-1945) was a pioneering ethnomusicologist who assiduously gathered folk tunes from his native Hungary as well as other eastern European countries. Originally written for piano, the dances were arranged for violin and piano by Zoltan Szekely (who gave the world premiere of Bartok's 2nd Violin Concerto). The performance of the Romanian Folk Dances in some ways seemed to sum up a number of musical themes of the evening with its mixture of folk and dance elements alongside passages of affecting lyricism.
Somewhat reflecting the mood of Ysaye's "Rêve", Hahn and Lisitsa performed Paganini's lovely "Cantabile" for an encore. It was a generous concert full of marvels and the audience responded with prolonged applause and cheering.
(Jay Reise is an american composer. Recipient of the scholarships of Guggenheim Foundation, Rockefeller Foundation, among others. He composed the symphonyc poem "The Selfish Giant", Violin and cello concertos, the opera "Rasputin" wich was premiered by NYC Opera in 1988 and produced in Moscow in 2008-09. He is in Peru writing his new opera, based on August Strindberg's "The Ghost Sonata").
3 comentarios:
Suscribo totalmente la crónica realizada para este concierto.
Fue algo muy especial y original poder escuchar obras de compositores como Ysaye e Ives en nuestro país..Pero fue todo un privilegio escuchar en vivo a Hilary Hahn,que demostró una inteligencia músical y un dominio de la técnica violinística impecable.Fue una noche difícil de olvidar,y está plenamente justificada la fama internacional de Hilary.Destaco también su calidez como persona al dedicar un tiempo a la firma de autógrafos para todos los asistentes interesados,en los que vimos muchos jóvenes estudiantes de violín.Mérito aparte merece Valentina Lisitsa,quien demostró su gran valía como ejecutante.Nos quedamos con las ganas de escucharla como solista..y también escuchar a Hilary como solista en una obra con orquesta...Esperemos sea pronto..
Bravo!!!
Hahn es una ejecutante brillante. Aun sea asi, toca con el cerebro. No se le ven los huesos ni la sangre ni el sudor. Por decirlo asi, toca por encima de las notas, aunque casi perfectamente. Toca con mucho cuidado. A mi no me convence. Mucho mas prefiero violinistas con imperfecciones pero que toquen con ganas. Ivry Gitlis, Julia Fischer, y Leila Josefowicz, por ejemplo.
Lo importante en la música es tener la sensibilidad para disfrutarla y así podemos exponer nuestras opiniones sobre obras e interpretaciones que enriquecen este tipo de blogs.Indudablemente es difícil estar de acuerdo en los matices de interpretación.
Solo quería dar una segunda opinión respecto a Hilary Hahn.
Es muy común escuchar sobre ella que es una gran ejecutante pero muy fría y poco emocional en sus interpretaciones.Personalmente discrepo con esa apreciación y me parece algo injusta.No hay duda de que ella no es tan expresiva como otras colegas igualmente brillantes y contemporaneas como Janine Jansen o Julia Fischer.Pero temo que muchas veces se confundan elocuencia de gestos a la hora de interpretar con sentimiento.
Personalmente si no veo a Hilary ,y dejo solo escuchar(sin ver),por ejemplo,su versión del concierto de Brahms o su versión del concierto Nº 1 de Paganini no me viene para nada la sensación de una interpretación fría y poco emocional.
Como un paralelo de este comentario,en la dirección orquestal ,Fritz Reiner era un director cuya expresividad gestual era casi inexistente (comparado con un Bernstein,por ejemplo)..Sin embargo tenía versiones de obras que llenaban de emoción.Tenía una habilidad de transmitir a sus músicos exactamente lo que quería casi sin inmutarse..a veces solo con la mirada.
Creo que Hilary (guardando las diferencias) va por ese camino.Me parece que tiene una inteligencia musical poco común ,que tiene un gran dominio técnico pero también una gran expresividad en las versiones que interpreta.
No digo con esto que no me guste escuchar a Julia Fischer o Janine Jansen...al contrario..me encantan sus estilos de interpretación,pero no me parece,en lo personal justo adjudicarle la etiqueta de "fría" a Hilary Hahn.
Muchas gracias por poder intercambiar estos comentarios sobre esta música maravillosa.
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