Aquí una critica aparecida en El Mercurio de Chile.
Una "Tosca" ajena a todo simbolismo
Por Andrés Yaksic
Es grato volver a ver, ahora con el elenco estelar, esta acertada reposición (escenografía y vestuario) de Pablo Núñez en el Municipal de Santiago. Confirma que es artísticamente sensato evitar las transposiciones de clisé de la trama de Sardou, a algún totalitarismo posterior. La multiplicidad de detalles de la régie de Pier-Francesco Maestrini -hábilmente apoyada por la iluminación de Ricardo Castro, especialmente eficaz en el Te Deum y en el suicidio de la protagonista- revela facetas que pueden pasar inadvertidas a quien asista a una sola función. Ajena a todo simbolismo, la concepción de Maestrini está llena de sutilezas que revitalizan la conocida trama con un fuerte realismo. Dos ejemplos: mientras el sacristán es amedrentado por Scarpia, se divisa en el fondo a un grupo de atemorizados sacerdotes fisgoneando, o la tortura de Mario, que en vez de ser ocultada por completo, es insinuada por violentas sombras que brotan desde la recámara interior.
El tejido orquestal de "Tosca" es rico en colores sutiles e instrumentación refinada, con exploraciones armónicas audaces, mas no inaccesibles al auditor no especializado; la melodía conserva sus privilegios, pero el cromatismo es usado sin timidez, aunque con sabia dosificación. José Luis Domínguez conoce bien este lenguaje y dirige con tranquilidad; el volumen de bronces y percusión es bastante considerable en algunos pasajes, pero sabe regularlo para apoyar a los cantantes.
Marcela de Loa interpreta una Tosca más bien frágil y a menudo enternecida. Mostró un excelente primer acto, con dominio post- belcantista , proyectando morbidezza en las frases amorosas, con interesantes matices vocales y actorales. En los momentos oscuros siguientes, como en su combate con Scarpia, se advierte que es más lírica que lírica spinto , con cierta falta de fuerza dramática y menor impacto en sus acentos quasi parlando. Su "Vissi d´arte" le mereció aplausos. El peruano Andrés Veramendi es un Cavaradossi de agradable timbre y notable capacidad de expresión. Sabe aligerar y respetar los matices dinámicos de la línea de canto -numerosísimos en las indicaciones de Puccini-. También tuvo un muy buen primer acto. Scarpia, el personaje central de la obra, demanda un excelente actor, y Homero Pérez-Miranda demostró nuevamente su calidad interpretativa. Su línea de canto fue en general correcta, aunque se echa de menos mayor volumen en el tercio agudo: "Tosca, mi fai dimenticare Iddio" debe ser con forza y cuando se une al Te Deum, Puccini pide expresamente grandioso. David Gáez muestra un correcto Angelotti. Ricardo Seguel y Andrea Betancourt volvieron a probar calidad como sacristán y pastor, respectivamente. El resto de los comprimarios cumple con lo esperado.
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