EL JUEVES 16 DE ABRIL A LAS 8 P.M. EN EL GRAN TEATRO NACIONAL, LA PRESTIGIOSA BACHAKADEMIE STUTTGART INAUGURA EL III CICLO SINFÓNICO 2015 DE LA SOCIEDAD FILARMÓNICA DE LIMA
Es el primero de los 25 conciertos que integran la gran TEMPORADA 2015 de la SFL
(Difusión) La centenaria Sociedad Filarmónica de Lima inicia sus actividades con la tercera edición de su Ciclo Sinfónico (4 conciertos) que se desarrollará, una vez más, en el Gran Teatro Nacional, a partir del jueves 16 de abril.
El ciclo que se desarrolla de manera paralela a la tradicional Temporada de Abono del Auditorio Santa Úrsula (21 conciertos), reúne en esta ocasión a cuatro prestigiosas agrupaciones entre ellas a la BachAkademie de Stuttgart; la Academy of Saint Martin in the Fields, que en esta ocasión viene con el notable violinista Joshua Bell como director; la Sinfonietta Tallinn y la Orquesta Filarmónica Juvenil de Viena.
La Internationale Bachakademie Stuttgart, con sus agrupaciones Gächinger Kantorei y Bach-Collegium Stuttgart, se han convertido en un sinónimo de reconocimiento internacional por sus actuaciones de alta calidad así como por su comunicación de la música.
La temporada 2013/2014 marcó el inicio de una nueva era para esta institución musical, rica en su tradición: Hans-Christoph Rademann se hizo cargo de la dirección de la Academia Bach de Stuttgart en el verano del 2013. Junto con Gernot Rehrl, Gerente General y responsable de la gestión e imagen de la Academia Bach, han ideado un nuevo concepto para el futuro.
Administrados por la Academia Bach, las agrupaciones Bach-Collegium y Gächinger Kantorei realizan una intensa actividad que comprende una amplia gama de conciertos, actuaciones con artistas invitados y grabaciones de discos. Parte importante de la labor de estos conjuntos es su participación en el Musikfestuttgart, así como en una significativa serie de conciertos de oratorios que van desde Schütz a obras contemporáneas por encargo. Un enfoque particular desde su creación ha sido la interpretación de obras vocales de Johann Sebastian Bach.
El Coro de la Academia Bach, Gächinger Kantorei, fue creado en 1954 por Helmuth Rilling y lleva el nombre de un pequeño pueblo en las montañas de Suabia, al sur de Alemania. Durante décadas ha sido considerado como uno de los coros más destacados en el mundo. Además de sus actuaciones regulares junto al Bach Collegium Stuttgart, su socio instrumental, el coro trabaja frecuentemente con orquestas como la Filarmónica de Viena, Filarmónica de Nueva York y la Filarmónica de Israel. Asimismo, mantiene una estrecha relación de colaboración con la Radio Symphony Orchestra Stuttgart del SWR. Directores invitados como Masaaki Suzuki, Krzysztof Penderecki y Sir Roger Norrington colaboran regularmente con el coro.
Con la orquesta Bach Collegium Stuttgart han logrado gran prestigio, interpretando tanto música barroca en parámetros históricamente informados, así como el repertorio de oratorio de nuestro tiempo.
Importantes giras han llevado a ambos conjuntos a países de Asia, América Latina y varios de los principales festivales de Salzburgo, Lucerna, Praga, Nueva York, París, Londres, Viena y Seúl. Cientos de grabaciones de discos abarcan las obras vocales completas de Bach, y una amplia variedad de oratorios que van desde el siglo XVIII a numerosos estrenos, incluyendo obras de Penderecki, Pärt y Rihm.
Hans-Christoph Rademann, Director. Estudió dirección coral y orquestal en la Escuela Superior de Música de Dresde. Cuando todavía era un estudiante fundó el Coro de Cámara de Dresde, que continúa dirigiendo. Fue Director Musical de la Academia de Canto de Dresde hasta 1999. Entre 1999 y 2004 fue director titular del Norddeutscher Rundfunk Chorus. Ha sido invitado para dirigir otros coros y orquestas líderes como Collegium Vocale Gent, Freiburg Baroque Orchestra y Akademie für Alte Musik Berlin. Una de sus especialidades es la música antigua, y en particular, la investigación de obras olvidadas del patrimonio musical de Dresde y Sajonia. En el ámbito de la nueva música, su interés radica en la constante exploración de nuevas perspectivas para desarrollar de manera más profunda la composición para voces. Numerosas grabaciones de obras de compositores como Ernst Krenek y Wolfgang Rihm reflejan la estrecha colaboración de Rademann con la música contemporánea. Es Director Titular de la RIAS Kammerchor desde 2007, director artístico del Festival de Música de Erzgebirge desde 2010 y Director de la Academia Bach de Stuttgart desde junio del 2013. También es profesor de dirección coral en la Hochschule für Musik "Carl Maria von Weber", en Dresde. Ha recibido numerosos premios por su trabajo, incluyendo la Medalla Constitucional Saxon (2008), la Medalla Johann Walter del Consejo de la Música de Sajonia y el Premio de las Artes de la ciudad de Dresde (2014). Sus grabaciones han ganado el German Record Critics’ Award -en varias ocasiones, siendo la última en 2014-, así como el Classics Today Prize 10/10 y el Best Baroque Vocal Award (2014) por su interpretación del Magnificat de Carl Philipp Emanuel Bach.
SOLISTAS
Sebastian Kohlhepp, Tenor.- Nació en Limburg an der Lahn y estudió con Hedwig Fassbender en la Universidad de Música y Artes Escénicas de Frankfurt / Main. Hizo su debut en la ópera Salomé, dirigida por Asher Fisch en la Ópera de Monte Carlo, logrando posteriormente un contrato de dos años en el Badisches Staatstheater Karlsruhe. Para la temporada 2013/2014, Kohlhepp se traslada a la Ópera Estatal de Viena, donde ha trabajado con famosos directores como Franz Welser-Most, Adam Fischer, Peter Schneider, Jeffrey Tate, Dan Ettinger y Patrick Lange. El año pasado hizo su debut en la Ópera Popular de Viena, donde interpretó el papel principal en la ópera de cámara Albert Herring, de Benjamin Britten, dirigida por Brigitte Fassbaender. Su repertorio abarca desde óperas y arias de las Pasiones de Bach a grandes oratorios y misas de los períodos clásico y romántico. En el 2013 realizó una gira por Europa con la ópera La pasión según San Mateo de J.S. Bach, presentándose en el Wiener Konzerthaus, Tonhalle Zürich y el Concertgebouw de Brujas, además de otros escenarios en España y Hungría.
Markus Eiche, Barítono.- Estudió en las Academias de Música de Stuttgart y Karlsruhe. Ha ganado varias becas y ha obtenido el primer premio del Concurso Internacional de Canto Francisco Viñas, de Barcelona. Entre el 2001 y 2007 fue miembro del Teatro Nacional de Mannheim y, del 2007 hasta 2011 de la Ópera Estatal de Viena. Desde 2012 es profesor en la Universidad de las Artes de Zúrich. Desde el 2011, Markuse Eiche tiene contratos residenciales con la Ópera Estatal de Viena y la Ópera Estatal de Baviera, en Múnich. Entre sus próximos compromisos destaca su participación en la nueva producción de Manon Lescaut de Puccini, con la Ópera Estatal de Baviera, junto a Anna Netrebko y Jonas Kaufmann. Ha sido invitado al Teatro alla Scala de Milán, Nederlandse Opera de Amsterdam, Ópera Cómica de Berlín, Deutsche Staatsoper de Berlín y la Ópera Estatal de Stuttgart. Además se ha presentado en los festivales de Salzburgo y Bayreuth, así como en el Festival de Ópera de Múnich. Ha trabajado con directores de la talla de Kent Nagano, Kirill Petrenko, Zoltan Pesko, Helmuth Rilling, Adam Fischer, Alan Gilbert, Riccardo Muti, Chrisoph Eschenbach y Christian Thielemann, por mencionar solo algunos.
Johanna Winkel, Soprano.- Sus estudios de canto comenzaron con Mechthild Böhme y Caroline Thomas, seguida de clases magistrales con Christina Scheppelmann, Ralf Popken, la Akademie für Alte Musik y Christa Ludwig. En el 2008 hizo su debut internacional en Nantes, cantando la Misa Nº 5 de Franz Schubert, junto con Peter Neumann y la orquesta de cámara alemana Concerto Köln. Posteriormente, ha actuado con conjuntos de renombre como Hamburger Symphonikern, SWR Vocalensembleand Sinfonieorchester, Chorwerk Ruhr y Chor des Norddeutschen Rundfunks; así como con directores de la talla de Jörg Straube, Sylvain Cambreling, Philipp Ahmann y Frieder Bernius, entre otros. Es invitada habitual en festivales como Bachfest Leipzig, Musikfest Berlin, Luzern Musikfestival y La Folle Journée de Nantes. En el 2009 recibió el primer premio en el concurso internacional Cantilena en Bayreuth.
Ann Beth Solvang, Mezzosoprano.- Nacida en Noruega, realizó estudios en Rogaland Conservatory of Music en Stavanger y The State Academy of Operatic Art, en Oslo. Ha recibido premios como Shell Prize y Ruud Wallenberg Music Award. Entre el 2006 y 2008 fue miembro del International Opera Studio en la Staatsoper de Hamburgo, uniéndose posteriormente al conjunto de la Staatsoper de Hamburgo, hasta el 2011. Cuenta con un amplio repertorio que incluye una serie de misas, oratorios y ciclos de canciones de Monteverdi, Pergolesi, Vivaldi, Haendel, Mozart, Haydn, Mendelssohn y Mahler. Ha trabajado con directores como Alessandro De Marchi, Lawrence Foster, Riccardo Frizza, Philippe Jordan, Roberto Paternostro, Vasily Petrenko y Simone Young, entre otros. Entre sus próximos compromisos está su rol como Anita en el estreno mundial de Todo sobre mi familia, de Sondre Lerche y Atle Halstensen en Bergen National Opera; su participación en Rosamunda de Schubert, con la Bergen Philharmonic Orchestra; así como en el Oratorio de Navidad de J.S. Bach, en el Theater an der Wien.
ACERCA DE LA OBRA
JOHANN SEBASTIAN BACH (1685 – 1750), nació en Eisenach, Turingia, en 1685, el mismo año en que nacieron G. F. Händel y Domenico Scarlatti, y murió en 1750, en Leipzig. Perteneció a una familia de músicos integrada por varias decenas de intérpretes y compositores de destacado nivel. La figura más importante de esa familia de siete generaciones de artistas fue, sin duda, Johann Sebastian, quien cultivó intensamente y con extraordinarios resultados la composición de obras de prácticamente todos los géneros musicales propios de su época, salvo la ópera.
En 1723 fue elegido para ocupar un cargo en la iglesia de Santo Tomás de Leipzig, donde transcurrió una buena parte de su vida y compuso muchas de sus obras religiosas. Bach escribió muchas cantatas que se interpretaban en los servicios religiosos luteranos de los domingos y los días festivos.
Durante su estancia en Leipzig, además de desarrollar más de la mitad de sus obras musicales, terminó de componer la Misa en si menor (BWV 232), quizá la más importante y grandiosa creación de Bach, que ha merecido comentarios como el del músico suizo Hans Georg Naegeli, quien en 1818 dijo que era “la mejor obra de todos los tiempos y de todos los pueblos”.
La creación de esta obra se concretó por partes durante un lapso de unos 25 años. Bach la fue gestando sin tener previamente un esquema definido. La primera pieza compuesta de toda la serie que constituye la Misa fue el Sanctus, originalmente elaborada para una celebración navideña de 1724. En 1733 compuso el Kyrie y el Gloria y los presentó como Misa a la corte de Dresde del rey Augustus III de Polonia, quien también era elector de Sajonia. Esta Misa breve, concebida conforme a los cánones luteranos, hizo que Bach, además de mostrar su genio creativo, se convirtiera a la larga en compositor honorario de esa corte. Las demás partes de la Misa son posteriores: datan del período comprendido entre 1747 y 1749, es decir, fueron concebidas durante los últimos años de su vida. Bach concluyó la Misa recurriendo en algunos casos a piezas anteriormente escritas por él, en las que introdujo algunos cambios. Así logró finalmente una obra maestra sorprendente por su unidad. Si bien la Misa fue terminada por el autor, Bach nunca llegó a oírla completa. Treinta años después de su muerte, su hijo Carl Philipp Emanuel Bach interpretó la parte del Credo, y se dice que la misa completa fue estrenada solo en el siglo XIX, varias décadas después de su composición.
Si bien la obra se conoce como Misa en si menor, cabe destacar que muchas de las partes no están en esa tonalidad, aunque la obra se inicia en ella y la retoma en algunas partes. La composición está dividida en cuatro grandes secciones indicadas por el propio autor. La primera, integrada por el Kyrie y el Gloria, conforme a lo establecido por el autor en la partitura original, lleva el nombre de Missa a 5 Voci, 2 Soprani, Alto, Tenore, Basso, 3 Trombe, Tamburi, 2 Traversi, 2 Oboi, 2 Violini, Viola e Continuo di J.S Bach.[1]
El Kyrie, siguiendo el texto litúrgico, se desarrolla en tres partes: Kyrie eleison, entonado por el coro; Christe eleison, interpretado por un dúo de voces femeninas y Kyrie eleison, expuesto en una nueva participación del coro más corta que la primera. El primer Kyrie, con su hondo carácter de invocación, pareciera ser la larga expresión de una humanidad que sufre y busca la compasión divina con el ¡Señor, ten piedad! Se inicia con un breve adagio coral, al que sigue un hermoso pasaje orquestal en el que destacan la flauta y el oboe. Luego se desarrollan una fuga a cinco voces y un nuevo interludio orquestal. Después vuelve el coro a la fuga, esta vez desde las voces más graves hacia las más agudas. El Christe eleison, compuesto en re mayor, tonalidad relativa de si menor, crea un clima esperanzado y consolador. Es un dúo de voces femeninas sobrepuesto a elaboradas melodías de los violines en el que se pueden advertir ciertas reminiscencias del estilo italiano. El último Kyrie, mucho más breve que el primero, presenta una construcción austera y rigurosa de fuga a cuatro voces del coro, en la que la orquesta reduce su lucimiento y pierde independencia. Esta parte recuerda a los desarrollos musicales propios de grandes maestros antiguos como Giovanni Pierluigi da Palestrina u Orlando de Lasso.
Continúa la primera gran sección con el Gloria. Se inicia esta parte con el Gloria in excelsis, compuesto en la brillante tonalidad de re mayor. Desde el inicio aflora un júbilo especial que es resaltado por el uso de las trompetas. Frente al carácter triunfal del Gloria en las alturas, la parte correspondiente al Et in terra pax se desarrolla en un tempo un poco más lento e íntimo que sugiere el carácter pausado de un caminar sereno por el mundo. El Laudamus te es una intensa aria en la mayor para voz femenina secundada por un violín solista. La voz humana y el instrumento de cuerda dialogan con espíritu alegre y florido con cierto aire italianizante. Gratias agimus tibi es el siguiente fragmento interpretado por el coro. Se trata de la música que perteneció primero a la cantata de Bach, Wir danken dir (Te damos gracias). El Domine deus es presentado por una soprano y un tenor, además de una flauta, que en esta pieza pareciera una voz más. La flauta inicia esta pieza en la que algunos han querido ver un carácter simbólico trinitario: han asociado a las tres voces con Dios Padre (tenor), Dios Hijo (soprano) y Dios Espíritu Santo (el soplo de la flauta).
El Qui tollis peccata mundi, presentado por el coro, deriva de la primera mitad de la cantata de Bach Schauet doch und sehet, a la que el autor introdujo cambios en el tempo. Sigue el Qui sedes ad dexteram patris, un aria hermosa para contralto y oboe d’amore, en tempo andante. El penúltimo número de esta parte es el Quoniam tu solus sanctus, una elaborada aria para bajo en la que destaca el corno di caccia como instrumento principal del acompañamiento orquestal, y en el que también se dejan notar dos fagotes. Como último movimiento, cierra con brillo el Gloria el Cum Sancto Spiritu. Se trata de un vivace marcado, en forma de fuga a cargo del coro. En este movimiento destaca nuevamente la presencia de las trompetas que crean una atmósfera solemne y triunfal.
La segunda gran sección de la obra es el Symbolum Nicenum a 5 voci, 2 Soprani, 1 Alto, 1 Tenore, 1 Basso, 3 Trombe, Tamburi, 2 Traversieri (sic), 2 Oboi, 2 Violini, 1 Viola e Continuo di J.S Bach. Se trata del Credo, o Símbolo de Nicea, constituido por una serie de nueve partes en las que se alternan simétricamente intervenciones del coro con un dúo y un aria. Las piezas corales son las dos primeras (Credo in unum Deum, Patrem Omnipotentem), las tres centrales: 4, 5 y 6 (Et incarnatus est, Crucifixus, y Et resurrexit), y las dos finales (Confiteor, Et expecto resurrectionem mortuorum). El dúo de soprano y alto es la tercera pieza (Et in unum Dominum Jesum Christum). El aria, cantada por el bajo, es la pieza sétima (Et Spiritum Sanctum Dominum). Teniendo en cuenta lo señalado, es posible reconocer la existencia de un propósito constructivo formal en el compositor: a dos intervenciones del coro sigue el dúo, después el coro interpreta las tres piezas centrales, en las cuales se presentan aspectos fundamentales del cristianismo: la Encarnación, la Crucifixión, y la Resurrección de Cristo. En estas piezas Bach ha creado música de gran valor y extraordinaria capacidad expresiva asociada a cada uno de esos importantes acontecimientos religiosos y a la letra que los refiere. Esta es la parte central del Credo, esa compleja arquitectura musical elaborada por el músico a partir de simetrías e inversiones que tienen como pieza central y clave al Crucifixus (la quinta pieza de un total de nueve). Y para completar el Credo, como en un reflejo al espejo en el orden de aparición de las piezas, aparece el aria del bajo y luego dos partes corales. Algunos estudiosos han atribuido un carácter simbólico o especialmente significativo a tal esquema arquitectónico. Es posible decir que esa simetría inversa corresponde a una organización jiásmica de las partes. El término jiasmo deriva del nombre y la pronunciación griega de la letra χ (ji), cuyo diseño gráfico se concreta con dos trazos simétricos, pero invertidos. Cabe señalar que resulta sugerente la asociación que secularmente se estableció entre Cristo y la primera letra de su nombre escrito en griego, el cual empieza con la letra χ (ji): χριστός.
Distintas partes del Credo provienen de cantatas del mismo Bach. Por ejemplo, el Patrem Omnipotentem, Crucifixus, y Confiteor, derivan de las cantatas 171 (Gott, wie dein Name, so ist auch dein Ruhm), 12 (Weinen, Klagen, Sorgen, Zagen) y 120 (Jauchzet, ihr erfreute Stimmen)
A continuación, como tercera gran sección, aparece el Sanctus, escrito para seis voces, dos sopranos, dos contraltos, tenor, bajo y orquesta (trompetas, tambores, oboes, violines, viola y continuo) en la tonalidad de re mayor. Como se ha dicho, esta pieza es la más antigua de la misa, pues data de 1724. Cabe destacar que el coro ha pasado de cinco a seis voces en esta pieza compuesta en la tonalidad jubilosa de re mayor. Si bien el compás es cuaternario, el empleo de tresillos crea una atmósfera ternaria, la cual, unida a otros recursos, como el empleo de tres oboes (en vez de dos, como sucede en otras partes de la obra), además de las tres trompas, y la división, en ciertas partes, de las seis voces en dos grupos de tres, han llevado a algunos estudiosos a atribuir un carácter simbólico trinitario a esta parte de la obra[2].
La cuarta gran sección lleva la siguiente inscripción: Osanna, Benedictus, Agnus Dei et Dona nobis pacem ab 8 Vocibus, 2 Soprani, 2 Alti, 2 Tenori, 2 Bassi, 3 Trombe, 2 Tamburi, 2 Traversieri ,2 Oboi, 2 Violini, 1 Viola e Continuo di J.S. Bach.
En el Sanctus escrito años atrás para la liturgia luterana, Bach, como era regular en ese culto, solo había incluido las partes relativas al Sanctus y el Pleni sunt coeli, y no el Hosanna y el Benedictus propios de la liturgia católica romana. Por ello en la versión final de la Misa en si menor, añadió en la cuarta gran sección aquellos textos que había omitido en la tercera. Con esta incorporación se completaba una misa católica, aunque no apareciese estrictamente dividida en las cinco grandes secciones habituales (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus-Benedictus, Agnus Dei).
Inicia la serie, el Osanna, interpretado por coro doble. A esta pieza sigue el Benedictus, un aria para tenor acompañada de flauta solista. Luego vuelve el coro con el Osanna in excelsis.
Continúa la obra con el Agnus Dei, que es un aria para contralto compuesta en la tonalidad de sol menor, con violines de acompañamiento. Esta gran obra finaliza con el Dona nobis pacem, pieza presentada por un coro a cuatro voces y escrita en la brillante tonalidad de re mayor. Tanto el aria como el coro están tomados de otras obras, el Oratorio de la Ascensión y la cantata nº 24 (Wir danken dir, Gott).
Con esta composición, Bach logró construir un extraordinario monumento musical en el que se integran armónicamente estilos, tradiciones musicales y piezas concebidas en distintos momentos de su vida. Además, la Misa en si menor, con toda su grandiosa y honda belleza, es una muestra del espíritu ecuménico que es capaz de integrar a diversas comunidades humanas a partir de la concentración en aquello que es fundamental para el hombre y su alto destino, y sabe dejar de lado las diferencias menores o puramente formales.
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[1] Salazar, Adolfo. Juan Sebastián Bach, un ensayo. México: El Colegio de México, 1951. p. 321
[2] Ver al respecto Tarín, Carlos. La Misa en Si menor de Bach: el legado (http://orfeoed.com/grandeso/ misab.asp)
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