Foto: EFE
(EFE) Tras cerca de cuatro años de cierre, el teatro Colón de Buenos Aires, uno de lo más emblemáticos de América Latina, se vistió de gala para levantar el telón con el esplendor de hace un siglo pero con un moderno equipamiento técnico.
Más de 2.700 invitados, entre ellos unos 300 de pie, presenciaron la reapertura de este coloso, en cuya remodelación el gobierno de la ciudad ha invertido unos 100 millones de dólares.
La reapertura del Teatro Colón constituye el acto más importante de la Alcaldía de Buenos Aires con motivo del Bicentenario de la Revolución de Mayo, que dio paso a la independencia de Argentina, declarada en 1816.
Entre los asistentes estuvieron el presidente de Uruguay, José Mujica, el vicepresidente del Gobierno, Julio Cobos, y el alcalde de la ciudad, Mauricio Macri, junto a dirigentes de la oposición, artistas y personajes de la farándula que desfilaron por la alfombra roja colocada sobre las escaleras de la fachada central.
La gran ausente, la presidenta argentina, Cristina Fernández, que anunció esta semana que no acudiría a la cita por su enfrentamiento político con Macri.
Las estolas de piel, los vestidos de lentejuelas, tocados, sombreros y elegantes trajes de frac que desfilaron por la alfombra roja devolvieron al Colón el glamour de sus mejores épocas.
Una guardia de honor del Regimiento de Patricios custodió el impresionante hall de acceso al salón de butacas, con capacidad para 2.500 personas, que esta noche estaba abarrotado.
Menos afortunados fueron los 300 invitados, entre ellos un puñado de corresponsales extranjeros, que asistieron a la función de pie desde el "paraíso" del tercer piso al que se accede tras escalar una empinada escalera sin encanto alguno.
En su reapertura, el Colón ofreció, con casi media hora de retraso según lo previsto, el tercer acto del ballet "El lago de los cisnes", de Tchaikovski, y el segundo de la "Bohéme", de Giacomo Puccini, con la presentación de la orquesta filarmónica de Buenos Aires.
Además de los privilegiados que pudieron acceder al teatro, decenas de miles de personas siguieron la gala a través de las pantallas gigantes instaladas en el "Paseo del Bicentenario", sobre la avenida 9 de Julio, la más ancha de Buenos Aires.
La reapertura del Colón estuvo precedida por un espectáculo de luz y sonido que proyectó sobre una de las fachadas del teatro imágenes de algunas de las grandes figuras que pisaron su escenario, como María Callas, Enrico Carusso, Luciano Pavarotti o los españoles José Carreras y Plácido Domingo.
Entre los invitados especiales de esta gala estaba la mezzosoprano española Teresa Berganza, que se considera ya la "madrina" de la reapertura de este "templo sagrado" de la música.
También el bailarín Julio Bocca, quien comenzó su carrera en el Colón y hoy afirmó que es "maravilloso" que el teatro vuelva a abrir sus puertas.
Su compañero Maximiliano Guerra recuerda todavía sus escapadas como estudiante a la terraza del Colón para disfrutar de la vista de la ciudad y las amonestaciones que se ganó por utilizar la rotonda del teatro para jugar al fútbol.
Atrás han quedado las aventuras de Guerra y Bocca como estudiantes del Colón y los años en que el teatro fue cayendo en el abandono progresivo hasta obligar a su cierre, en noviembre de 2006, tras un concierto de Mercedes Sosa.
Cuando empezaron a trabajar en el interior del teatro, los restauradores se toparon con escenas desoladoras, con toneladas de basura y deshechos amontonados bajo los pisos de mosaico, el escenario y hasta en el interior del sistema de calefacción.
Más de mil personas han trabajado en la recuperación de este coloso de 60.000 metros cuadrados, el proyecto de restauración patrimonial "más grande de la historia de Argentina", según Mateo Goretti, coordinador de las obras.
El proyecto incluyó una restauración completa para dejar el teatro como estaba en su inauguración, el 25 de mayo de 1908, pero dotado, a la vez, del más moderno equipamiento.
El cuidado que se ha puesto en la restauración, utilizando en la medida de lo posible elementos originales, ha permitido conservar la mítica acústica del Colón.
En el salón principal los palcos lucieron esta noche sedas rojas y amarillas, y butacas rellenas con crin de caballo, lana y algodón, como hace un siglo.
El salón dorado, inaugurado con motivo de las fiestas del Centenario, en 1910, lució hoy sus láminas de oro y sus impresionantes arañas, restauradas por el artista de ascendencia catalana Juan Carlos Pallarols.
Pero esta nueva etapa del Colón tiene también una cara oscura que han denunciado los más de 200 trabajadores del teatro que han sido desplazados de sus funciones por el director general del Colón, Pedro Pablo García Caffi, y que hasta ayer mismo se manifestaron en las puertas del recinto para pedir su reincorporación.
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