17 mayo 2010

"Cavalleria Rusticana" e "I Pagliacci" inauguran temporada en Santiago


Los diarios chilenos "El Mercurio" y "La Tercera" cubrieron la inauguración de la temporada de ópera 2010 del Teatro Municipal de Santiago. Este se realizo en el Teatro de Carabineros, ya que el Municipal ha entrado en un periodo de refacciones debido a los daños que le provocó el reciente terremoto que afectó el centro de Chile.

Ambos elencos, el internacional y estelar, ya actuaron en este teatro. aqui las criticas a ambos elencos:

CRÍTICA DE ÓPERA: PASIÓN A MEDIAS

POR CLAUDIA RAMÍREZ HAIN LaTercera.com

Desgarros, traiciones, amores, celos, muerte… Toda esta gama de emociones debieran haberse vivido en pleno el jueves en el Teatro de Carabineros, recinto que tras los daños producidos por el terremoto en el Municipal, albergó la apertura de la Temporada Lírica 2010. Pero no fue así, a pesar de que los dos títulos elegidos, Cavalleria Rusticana de Mascagni y Pagliacci de Leoncavallo, trasuntan emociones primarias e inherentes.

La amplia sala, con gran visibilidad, escenario de escaso fondo, pero efectivo y amplia sonoridad, fue testigo de un estreno poco homogéneo. La disparidad para abordar ambos títulos vino de mano de Fabio Sparvoli (regie), Giorgio Ricchelli (escenografía) y Germán Doghetti (vestuario), con imprecisas intervenciones grupales y una oscuridad que indicaron cierto desconocimiento de la obra de Mascagni. Sin embargo, dieron en el clavo con Pagliacci, interiorizando a sus protagonistas con sus sentimientos y apelando a atractivos recursos, como las acrobacias circenses y una propuesta visual de funcional diseño. La expresividad que uno imaginaba con este programa, en su puesta total, sólo vino de la mano de esta segunda obra.

Marco Guidarini dirigió Cavalleria Rusticana con líneas de excesiva apacibilidad y absoluta falta de teatralidad, mientras su conducción de Pagliacci fue atinada, puso de relieve a sus protagonistas y extrajo de la orquesta los colores sugestivos y la duplicidad entre la tragedia y la brillantez de la comedia.

Centrada en los celos, la infidelidad y la venganza, la obra de Mascagni tuvo protagonistas que no siempre lograron el ímpetu del canto apasionado. Verónica Villarroel, que hoy luce serios problemas vocales, fue poco afín a la expresividad siciliana del rol de Santuzza, la mujer despechada por Turiddu, rol que recayó en Alfred Kim, tenor solvente en lo vocal, pero que pecó del uso constante del forte. Roman Burdenko fue un Alfio poderoso y dibujó eficazmente al ser que termina vengándose de los amoríos de su mujer, Lola, encarnada por Nancy Gómez, quien destacó por lo actoral. Adusta y de voz plena fue Lina Escobedo (Mamma Lucia).

En el triángulo amoroso de Pagliacci fue ideal la voz de Badri Maisuradze para Canio, el payaso engañado, que con su timbre oscuro, con ripios, asperezas y fraseos, dio el tinte vulgar al personaje. La gran figura fue Kelly Kaduce (Nedda), graciosa, de buena estampa y un canto parejo, bello y decidor. Burdenko, el instigador Tonio que desata la tragedia final, mostró una tesitura amplia y de gran personalidad. Elegante fue el Silvio, el amante, de Leonardo Neiva, mientras Joel Prieto fue un Arlequín que entregó una muy bien cantada serenata.

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"CAVALLERIA RUSTICANA" E "I PAGLIACCI", ELENCO ESTELAR: Mejorado desarrollo orquestal

Por Andrés Yaksic (EL MERCURIO)

Cuestión previa: reconocer el mérito enorme de la Corporación Cultural de Santiago y de la dirección del Teatro Municipal de llevar adelante la temporada de ópera 2010 sin cambios de programación, pese al terremoto, así como el de Carabineros de Chile, que facilitó gratuitamente su sala.

Los factores (para estos efectos) favorables y desfavorables de la sala temporal ya han sido comentados, pero es inevitable agregar que existe un tiempo natural para que la agrupación se calibre acústicamente a la nueva casa. Siendo recién la tercera función de ópera (y la primera estelar), la orquesta ya muestra signos de adaptación. Esto último es crucial para obras de la envergadura de "Cavalleria Rusticana" e "I Pagliacci", pues Mascagni y Leoncavallo -compositores de la escuela nueva posverdiana- se apoyan en un tejido orquestal de frecuente vocación sinfónica. Ambos están impregnados de Wagner (baste notar los cuatro verdaderos leitmotiv de "Pagliacci"). La dirección de José Luis Domínguez acrecentó el resultado orquestal de la versión estelar con un discurso más claro y menos personal en el manejo de los tempi , ofreciendo mayor brillo y nitidez, con varios pasajes bien logrados, como el intermezzo de "Pagliacci".

No obstante la excelente calidad interpretativa que mostró el coro, no se debe desconocer que las menores dimensiones del escenario llevan a que el volumen de los coros se amplifique fácilmente, aun con un conjunto reducido, lo que sucedió con el delicado coro de aldeanos al inicio de "Cavalleria...", que esta vez llegó a imponerse por sobre la orquesta.

Enriquecido enfrentamiento Santuzza-Turiddu, gracias a la entrega actoral de Adriana Mastrangelo y Gonzalo Tomckowiack, pese a que este último tiene una voz de poca anchura. Correcta Claudia Godoy como Lola, papel breve y sin altas exigencias. Teresa Lagarde fue una Mamma Lucia sin mayor atractivo. Además de Alfio, Lisandro Guinis interpretó a Tonio en "Pagliacci", con dificultades en los dos exigentes agudos hacia el final de su prólogo, pero destacando con un apropiado "So ben che difforme". José Azócar incorporó interesantes acentos dramáticos al severo Canio del final de la obra. El Silvio de Patricio Sabaté estuvo correcto en el registro agudo, interpretando un adecuado dúo con Nedda, caracterizada por Kristin Sampson, quien embellece su timbre en los piani , pero se desfavorece en los forti . El Beppe de Claudio Fernández sorprendió con una interpretación amistosa y un cálido y novedoso timbre en la serenata de Arlecchino.

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