23 diciembre 2011

Juan Diego Flórez y Diana Damrau levantan pasiones con 'Linda de Chamounix' - Critica en Barcelona

Jonathan Grevsen

CÉSAR LÓPEZ ROSELL - BARCELONA

Christma belcantista en el Liceu. La recuperación de Linda de Chamounix, de Donizzetti, se saldó con un éxito mayúsculo. Sobre todo por el espectacular festival de voces, encabezadas por Juan Diego Flórez y Diana Damrau, ambos debutantes en esta obra que requiere cantantes de primer nivel.

El montaje topa con el problema de un libreto ñoño que no da pie a dramaturgias que perturben la pureza del canto. Emilio Sagi, consciente de ello, ha creado una atemporal atmósfera onírica que gira alrededor de la inocencia inmaculada de Linda. Domina un monocromatismo de tonos claros que reflejan el ámbito natural en el que ella ha modelado su visión de la felicidad. La escenografía realista del palacio, en el que la protagonista se refugia huyendo del marqués de Boissfleury (un malo bufo muy bien interpretado por Bruno de Simone), sirve para mostrar la inestabilidad emocional del personaje. Convencida de que su Carlo (sobrino del marqués) la ha abandonado, cae en la locura de la que justo se recuperará en su lugar de origen y protagonizando el maravilloso dúo de amor final.

Con tan pocas posibilidades de construir un coherente discurso teatral, la función se convirtió en una fantástica competición canora. Diana Damrau exhibió una prodigiosa técnica con la que asumió los complejos registros de su agotador papel. Se enfrentó con solvencia al aria O luce di questa anima y al dúo con Flórez, Da quel di che t'incontrai, pero donde arrasó de verdad fue en el segundo acto, con otros aclamados duetos con Flórez y Silvia Tro, y en la soberbia escena de la locura.

Flórez volvió a mostrar sus portentosas facultades que le permiten moverse con pasmosa facilidad en el sobreático vocal. Bellísimo fraseo, impecable emisión y gran control de sus recursos. Impresionante el aria Si tanto in ira agli uomini. Magníficos Tro (Pierotto) y Simón Orfila (el prefecto) y a buen nivel Pietro Spagnoli y el resto del reparto. Marco Armiliato, mientras, dirigió a la orquesta prestando atención a las voces y al espléndido coro.

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