(Javier Súnico Raborg)
Por Gonzalo Tello
Operaperu.com
La Asociación Cultural Romanza, desde este 2011, esta coproduciendo con el Teatro Municipal sus puestas en escena, dando un paso adelante en convertir a la ópera en nuestra ciudad en un producto oficial y estatal. Los principales teatros del mundo son administrados por municipalidades, ayuntamientos, e incluso sus ministerios de cultura. Hay partidas especiales para desarrollar temporadas interesantes y los espectáculos ofrecidos son de interés oficial y publico. Nuestra historia ha hecho que grupos privados la desarrollen con buenos resultados, pero al fin y al cabo son asociaciones que no garantizan una permanencia en el tiempo. Hacer que el Teatro Municipal sea el principal gestor busca que se mantenga la tradición y la estabilidad de estos espectáculos durante el tiempo.
Luego de “Il Trovatore”, Romanza opta por uno de los títulos más queridos y admirados por el público: “La Bohème” de Giacomo Puccini, estrenada en 1896, debe ser una de las óperas mas representadas desde los teatros más grandes hasta los más pequeños, incluso de aficionados. Obra que se produce con grandes recursos, y que también es adaptada en escuelas o universidades, en la que grandes cantantes hacen historia y jóvenes estudiantes buscan la especialidad.
La ventaja de esta producción actual en Lima es la nueva tecnología con la que cuenta el Municipal, así como la probada capacidad del director de escena Carlos Palacios para montajes de esta envergadura. Son 7 cantantes principales, coro adulto, coro de niños, banda, figurantes y amplios movimientos escénicos los requeridos para llevar a escena una obra de este tipo. La producción cuenta nuevamente con el director de orquesta suizo Emmanuel Siffert, quien debutó en lima en 2010 dirigiendo un concierto con música de Richard Wagner.
El principal requerimiento de Siffert para dirigir esta producción en Lima era trabajar con jóvenes en los papeles principales. Esta es una costumbre normal en EEUU o Europa, donde existen escuelas y salen alumnos talentosos con la capacidad de interpretar a estos personajes. Lima no cuenta con estos recursos todavía, por lo que es necesario cantantes profesionales internacionales de mucho oficio, para satisfacer tanto la calidad del producto como la expectativa del público que siempre busca grandes intérpretes.
Para “La Bohème”, el tenor peruano Andrés Veramendi vuelve a un rol protagónico en las temporadas de Lima. Esta vez como Rodolfo, rol que ya interpretó algunos meses atrás en el Festival Pucciniano de Torre del Lago (cuna de Puccini) en Italia, dirigido por el legendario bajo y ahora director de escena Rolando Panerai. Veramendi se enfrenta a un teatro más grande y una orquesta más densa. Su experiencia en Puccini lo hace destacar con una interpretación correcta del rol que por momentos no llega a trascender a la orquesta, pero destaca por la calidez y frescura de la voz en como interpreta las arias del personaje. “Che Gelida Manina” es interpretada fácilmente por el tenor y de manera muy interesante, y donde explota al máximo su talento creo es en el dúo del tercer acto “Dunque è proprio finita”, que canta con la soprano croata Martina Zadro.
Zadro, alumna de la famosa soprano Anna Moffo, es una Mimi perfecta, con aspecto, teatralidad, y voz cálida y pastosa que demuestra la fragilidad e ingenuidad de uno de los roles preferidos por el público. Un lujo tener a una artista joven de su talento, pues se vislumbra en ella un camino directo a los grandes teatros.
(Javier Súnico Raborg)
El barítono español Luis Cansino, celebre en los principales teatros europeos vuelve a Lima para interpretar a Marcello, el compañero inseparable de Rodolfo. Cansino como siempre hace gala de su gran experiencia en tablas, excelente desplazamiento escénico y proyección vocal insuperable. Uno de los personajes mas importantes que aporta con creces el montaje y que el publico aclama.
La soprano española Sandra Ferrández interpreta a Musetta, la coqueta novia de Marcello, insatisfecha y engreída, que al final de la obra descubrirá el verdadero amor. Fue interpretada con mucha gracia y talento, que se nota innato en la cantante, que también da un gran aporte profesional al conjunto.
(Emilio Montero Schwarz)
Destaca además en el conjunto el bajo uruguayo Marcelo Otegui, interpretando a Colline. Su interpretación del aria “Vecchia Zimarra”, aria maravillosa que rompe un poco el drama del último acto y es una canción de despedida de Colline a su abrigo favorito, como si de un ser amado se tratara, despertó la ternura y fue bien recompensada por los aplausos del público.
Completan el reparto el barítono argentino Norberto Marcos, como Schaunard, con amplia entrega escénica en su rol, y el peruano Xavier Fernández como un efectivo Alcindoro.
El Coro Ciudad de Lima logra un gran impacto musical en el segundo acto, así como gran dominio escénico en cada uno de los roles que interpretaban.
La orquesta de la Ciudad de Lima, dirigida por Seiffert, pudo proyectar un gran volumen y pasión en la música, con tiempos precisos bien balanceados e ingeniosos, gracias a la experiencia del director suizo. Sería un gran aporte contar más tiempo con este director y pueda ser frecuente de nuestras temporadas.
Carlos Palacios nos deslumbra con una puesta en escena ambiciosa plagada de grandes efectos, como la impecable escenografía del segundo acto, y el trabajo dedicado tanto con cantantes como con coro y figurantes. Un gran aporte ademas son los vestuarios confeccionados por el equipo de Emilio Montero Schwarz y la escenografía de Pepe Sialer, la cual estuvo espectacular.
Felicitaciones a los organizadores por darle a Lima un espectáculo mas allá de las expectativas y de gran nivel internacional.
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