Fotos: GTN |
Por Carlos Corzo Castañeda para Ópera Perú
A sala llena se realizó el martes 3 en el Gran Teatro Nacional el
concierto de gala “Lo mejor de la Zarzuela”.
El evento fue organizado por la Asociación Emergencia Ayacucho con el
fin de recaudar fondos para la loable obra social que viene desarrollando desde
su fundación en 1985 con ocasión de la visita a esa localidad de San Juan Pablo
II, y contó con el auspicio de la Embajada de España, el Ministerio de Cultura e
importantes instituciones académicas y empresariales y con la participación de
solistas de la Compañía Sevillana de Zarzuela.
La Compañía Sevillana de Zarzuela se creó en 2008 en el seno de la
Universidad de Sevilla con un doble propósito: ofrecer al público las
actuaciones de una compañía de zarzuelas afincada en la región y generar
recursos para donarlos a instituciones solidarias. Desde entonces ha realizado
una intensa labor, presentando en diversas ciudades de Andalucía obras
emblemáticas del género lírico español, como “La Verbena de la Paloma”, “Agua,
Azucarillos y Aguardiente”, “La Gran Vía”, “La Corte de Faraón”, “Bohemios”, “La
Dolorosa”, y por supuesto las de ambiente andaluz como “La Tempranica”, “La
Reina Mora”, “Cádiz”, “La Torre del Oro” y “El Puñao de Rosas”, siempre con un
alto nivel de calidad. La próxima semana estarán ofreciendo “El Dúo de la
Africana”, a razón de dos funciones diarias, en el Teatro Cajasol de Sevilla, a
beneficio de la Asociación de Síndrome de Down de dicha ciudad.
Fue un verdadero lujo para los aficionados limeños escuchar en el
teatro más moderno de Sudamérica sus romanzas, dúos y coros de zarzuela
favoritos en el marco de un coro de primer nivel, como es el Coro Nacional
dirigido por Javier Súnico y una orquesta sinfónica integrada por los más
talentosos y experimentados músicos de la ciudad y conducida por un prestigioso
director internacional, el maestro jerezano Ángel Hortas, y cantados y bailados
por destacados intérpretes. Todo ello con un bello vestuario y una variada y
ágil coreografía. Más de cien artistas escena.
El tenor gaditano Arturo Garralón mostró un bello timbre, gran
musicalidad y seguros agudos, destacando en la romanza “No puede ser”, de “La Tabernera
del Puerto”, de Pablo Sorozábal, y en las escenas de “La Leyenda del Beso”, de
Reveriano Soutullo y Juan Vert.
El barítono madrileño Andrés del Pino, de potente voz, lució notables facultades
histriónicas que deleitaron al público y contribuyeron a crear el ambiente
propio del género. En el aspecto vocal destacó en el dúo de “La Revoltosa”, de
Ruperto Chapí, y en el brindis de “La Leyenda del Beso”.
Fue emocionante la aparición de la joven tiple lírica madrileña Chantal
García iniciando su participación en el espectáculo y debutando en nuestro país
con la Canción de Concha, de “El Niño Judío”, de Pablo Luna, más conocida como
la Canción Española (De España vengo, de
España soy, y mi cara serrana lo va diciendo, que he nacido en España, por
donde voy…). Esta romanza la canta dicho personaje al inicio del segundo
acto de la obra, a su llegada a Alepo (Siria) acompañada de Samuel (el niño
judío), y ha sido la carta de presentación de sopranos y mezzosopranos
españolas desde Conchita Supervía y Victoria de los Ángeles hasta María José
Montiel y Milagros Martín, pasando por Teresa Berganza, Pilar Lorengar y
Montserrat Caballé. Forma también parte del repertorio de concierto de
cantantes no españolas, como la letona Elina Garanca y la norteamericana
Jacquelyn Wagner, demostrándose así el potencial de proyección global que posee
la zarzuela. En nuestro medio recordamos con especial nostalgia la hermosa
versión de la tiple ligera española María Francisca Caballer. La interpretación
de Chantal García fue muy bonita y algo distinta a la convencional por su
tesitura, tendiente a soprano lírico spinto. Le auguramos un brillante futuro tanto
en el campo de la zarzuela como en el de la ópera.
El grupo de baile, integrado por las bailarinas Fátima Moreno, Vanesa
Cobano, Patricia López y María Tavora y el bailarín Cristian Pérez dio realce
al espectáculo tanto al acompañar los diversos números cantados como en las
piezas para baile. Resultaron muy vistosas sus interpretaciones coreográficas
de los intermedios de “La Boda de Luis Alonso”, de Gerónimo Giménez, y “La
Leyenda del Beso”.
La orquesta superó airosamente el difícil reto de interpretar obras que
hemos escuchado y seguimos escuchando en grabaciones de estudio por grandes
orquestas. Fue premiada con nutridos aplausos, especialmente en el preludio de
“La Revoltosa”.
A manera de encore el elenco en pleno ofreció el himno de la amistad, de “Los Gavilanes”,
de Jacinto Guerrero, que como es
habitual fue acompañado por las palmas de la concurrencia. Ante la insistencia
del público se añadió un segundo encore, la repetición de la mazurca de las
sombrillas, de “Luisa Fernanda”, de Federico Moreno Torroba, en la que se nos
sorprendió con una coreografía diferente a la anterior, donde Cristian Pérez
puso la nota original con unos pasos de mazurca aflamencada.
En esta oportunidad, después de mucho tiempo, el tradicional y
conocedor público zarzuelero limeño acudió en pleno al teatro y disfrutó plenamente
de su espectáculo predilecto, lográndose la compenetración entre artistas y
público característica del género.
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