Por Gonzalo Tello
operaperu.com
"Aída" es una opera con un drama intenso, que para cualquier director teatral representa un reto importante y emocionante, pues debe poder mostrar sentimientos complejos. De como Aída ama a Radamés, pero a la vez se siente frustrada por la guerra que libra Egipto contra su natal Etiopía, y como esta frustración trasciende en su autoestima y decisión de sacrificio. Por otro lado está Radamés, quien siente el fervor patriótico (típico de las obras de Verdi) y sueña con estar al frente y pelear por su patria, ama a la esclava etiope y siente la presión de Amneris que quiere casarse con el.
En la producción de Sonja Frisell, estrenada en 1988, y esta vez repuesta por Gianni Quaranta, no vemos bien desarrollados estos temas, como quizá los podemos desarrollar actualmente. Muchos momentos dramáticos se pierden por esa falta de necesidad tipica de la época y de lo que se buscaba con esta producción.
Y lo que se buscaba era deslumbrar. Hacer que los escenarios y vestuarios sean todo, lo que llene la vista y satisfaga la ilusión del público. Cada escena es cuidada en detalle y presenta un paisaje fastuoso, sobretodo la escena de la preparación religiosa de Radamés para ir a la guerra. Excelente coreografia de cantantes y extras que dieron un ambiente sacro al momento.
Los protagonistas estuvieron geniales, destacando Dolora Zajick, con una voz que no tiene mayor indicio de cansancio a pesar de haber cantado este rol por tantos años. Su tremenda escena del último acto arrancó la ovación general. También fue ella la que plasmó el mayor dramatismo en su actuación. La Aida de Violeta Urmana estuvo vocalmente pareja. La soprano alternó um excelente legato con pasajes en piano deliciosos en sus ambas arias, y fue poderosa en sus agudos en los concertantes.
Johan Botha, al que he visto muchas veces en vivo, fue un Radamés de lujo, pues este tenor no tiene pierde. De voz pareja y potente, también fue convincente en su actuación, ayudado por los planos cerrados de las cámaras.
Al que le queda el rol a pelo es al barítono Carlo Guelfi quien canto a Amonasro, Rey de Etiopía. Gran control de la voz en su exigente escena del tercer acto con Aida. Personalmente fue un placer escucharlo.
Vale destacar también al bajo Stefan Kocan como el Rey, de potente voz e imponente presencia; y al destacadísimo, y uno de mis favoritos, Roberto Scandiuzzi como Ramfis.
Daniele Gatti fue un monstruo con la orquesta. Elegante, ostentoso, y muy conocedor de la obra. Por momentos iba muy rápido a lo habitual, justificando lo más dramático en el texto. No entiendo por qué lo abuchearon en su primera noche.
Cabe destacar que este revival presentó una coreografía revitalizada dinámica e interesante, preparada por Alexei Ratmansky.
Las repeticiones de "Aida" van este lunes y miércoles a las 7:30pm en UVK Larcomar.
En la producción de Sonja Frisell, estrenada en 1988, y esta vez repuesta por Gianni Quaranta, no vemos bien desarrollados estos temas, como quizá los podemos desarrollar actualmente. Muchos momentos dramáticos se pierden por esa falta de necesidad tipica de la época y de lo que se buscaba con esta producción.
Y lo que se buscaba era deslumbrar. Hacer que los escenarios y vestuarios sean todo, lo que llene la vista y satisfaga la ilusión del público. Cada escena es cuidada en detalle y presenta un paisaje fastuoso, sobretodo la escena de la preparación religiosa de Radamés para ir a la guerra. Excelente coreografia de cantantes y extras que dieron un ambiente sacro al momento.
Los protagonistas estuvieron geniales, destacando Dolora Zajick, con una voz que no tiene mayor indicio de cansancio a pesar de haber cantado este rol por tantos años. Su tremenda escena del último acto arrancó la ovación general. También fue ella la que plasmó el mayor dramatismo en su actuación. La Aida de Violeta Urmana estuvo vocalmente pareja. La soprano alternó um excelente legato con pasajes en piano deliciosos en sus ambas arias, y fue poderosa en sus agudos en los concertantes.
Johan Botha, al que he visto muchas veces en vivo, fue un Radamés de lujo, pues este tenor no tiene pierde. De voz pareja y potente, también fue convincente en su actuación, ayudado por los planos cerrados de las cámaras.
Al que le queda el rol a pelo es al barítono Carlo Guelfi quien canto a Amonasro, Rey de Etiopía. Gran control de la voz en su exigente escena del tercer acto con Aida. Personalmente fue un placer escucharlo.
Vale destacar también al bajo Stefan Kocan como el Rey, de potente voz e imponente presencia; y al destacadísimo, y uno de mis favoritos, Roberto Scandiuzzi como Ramfis.
Daniele Gatti fue un monstruo con la orquesta. Elegante, ostentoso, y muy conocedor de la obra. Por momentos iba muy rápido a lo habitual, justificando lo más dramático en el texto. No entiendo por qué lo abuchearon en su primera noche.
Cabe destacar que este revival presentó una coreografía revitalizada dinámica e interesante, preparada por Alexei Ratmansky.
Las repeticiones de "Aida" van este lunes y miércoles a las 7:30pm en UVK Larcomar.
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