Por Carlos Corzo Castañeda
para Operaperu.com
Romanza, el Banco Interamericano de Finanzas y el Instituto de Arte de la Universidad de San Martín de Porres, en coproducción con Tiempolírico de España, presentaron el primero de dos programas conmemorativos del Centenario del Teatro Segura. Mediante este primer programa, además, en coordinación con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales de España, se aunaron a la conmemoración del centenario de la muerte del gran compositor Ruperto Chapí y Lorente.
En esta oportunidad se escenificaron “Las Bravías” y “La Chavala”, ambas con música de Chapí y libro de José López Silva y Carlos Fernández Shaw, estrenadas en el Teatro Apolo de Madrid en 1896 y 1898, respectivamente. Completando el programa se presentó un espectáculo titulado “Recuerdos Musicales del Segura”.
“Las Bravías” es un sainete en el que los principales atractivos son la fresca música del chiquet de Villena y los chispeantes diálogos en el lenguaje castizo propio del pueblo madrileño de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Deliciosas frases como Gurriato a Epifanio “Y no se rasque el amigo, porque too aquél que se rasca, en sociedaz, manifiesta que debe estar en la piara” o el diálogo entre Gurriato, Colás y Primorosa “Estás esta noche que me das el opio-No te arrimes tanto, que no paece propio-Ay Dios, que finolis-Olé las mujeres-Tome usté un bollito, que son de La Ceres” abundan a lo largo de la obra. Entre los números musicales destacan el preludio, el chotis, en este caso acompañado de las bandurrias de la Tuna de la Universidad de San Martín de Porres, el coro de lavanderas “Hoy se casa la Patro” y el dueto cómico entre Primorosa y Gurriato.
“La Chavala”, en cambio, es una obra dramática con una bella partitura en la que destaca la romanza “Fue mi mare la gitana”, que fuera grabada en 1976 por Teresa Berganza en su disco “Un concierto del género chico”.
De Chapí habíamos visto en Lima “La Revoltosa”, “El Rey que Rabió” y “El Puñao de Rosas”, títulos fijos en las grandes temporadas limeñas de las décadas del 50, 60 y 70, y, en una reciente temporada de Romanza, “La Venta de Don Quijote”, aparte de conocer otras obras suyas a través de grabaciones, como “La Bruja”, “La Tempestad”, “El Tambor de Granaderos”, “El Barquillero”, “Música Clásica” y “La Patria Chica”.
Resultó una experiencia inédita, maravillosa, asistir por primera vez a la representación de dos obras con más de cien años de antigüedad, nada menos que del genial compositor alicantino, y con un elenco de altísimo nivel. ¡Fue como asistir al estreno!
Romanza tuvo el acierto de traer de España a tres grandes figuras de la zarzuela, las tiples Milagros Martín y Guadalupe Sánchez y el Director de Escena Carlos Fernández de Castro y a tres jóvenes artistas muy talentosos, el Director de Orquesta Juan de Udaeta, el barítono Javier Galán y el tenor cómico Carlos Crooke. Todos ellos desplegaron su arte, siendo particularmente notables Milagros Martín y Javier Galán en “Las Bravías”, la conmovedora interpretación de Milagros Martín de la ya mencionada romanza “Fue mi mare la gitana” en “La Chavala” y las actuaciones de Guadalupe Sánchez y Carlos Crooke en ambas obras.
También en roles protagónicos actuaron el bajo nacional Xavier Fernández y las también peruanas Jacqueline Terry, tiple lírica, y Lorena Aranda, tiple cómica, quienes tuvieron una destacada participación. Xavier posee ya un dominio del género que podría lucir en cualquier escenario de Hispano América. Jacqueline complementó muy bien a sus colegas españolas. Lorena, aunque ya había desempeñado anteriormente otros roles, resultó una grata revelación, tanto por su voz como por su apropiada interpretación del personaje.
La orquesta y el coro, con la calidad a que ya nos tienen acostumbrados, esta vez realzada por la dirección de los maestros Udaeta y Súnico, respectivamente, complementaron la labor de los solistas, dando como resultado una excelente versión de estas dos joyas del género chico desde el punto de vista musical. Bello y apropiado el vestuario de Pedro Moreno. La escenografía de Laia y Carles Cugat de muy buen gusto pero demasiado simplificada con respecto a la propuesta por los autores: los cambios entre cuadros eran mínimos, prescindiéndose de importantes elementos o limitándose a insinuarlos. Excelentes la dirección general y la reggia de Carlos Fernández de Castro.
Como detalles novedosos que dieron originalidad a la producción podemos mencionar las zonas de la calle precintadas en “La Chavala” y en esta misma obra la presencia simultánea de trajes de los siglos XIX, XX y XXI.
“Recuerdos Musicales del Segura” fue muy bien programado y estructurado, correctamente narrado por Emilio Montero y ejecutado bajo la dirección orquestal del joven director peruano Espartaco Lavalle Terry. Se alternaron hermosas composiciones de Rosa Mercedes Ayarza de Morales cantadas por María Eloisa Aguirre con fragmentos populares de zarzuela como “Los Nardos” por Milagros Martín, el dúo de “El Gato Montés” por Milagros Martín y Andrés Veramendi, la romanza de “El Barquillero” de Chapí por Guadalupe Sánchez y el Brindis de “Marina” por José Marino y Xavier Fernández. Este último, por su tesitura, más encajaría como Pascual que como Roque. A lo anterior se añadió el intermedio de La Boda de Luis Alonso bailado por el grupo de Lourdes Carlín en una bella coreografía que nos trajo reminiscencias de la inolvidable versión de este pasaje en La Antología de la Zarzuela de José Tamayo, que dio dos vueltas al mundo. Como broche de oro se unieron figuras líricas de ambos lados del charco para ofrecernos La Flor de la Canela. Fue un apoteósico fin de fiesta que hizo las delicias del público.
Después de asistir a este bello espectáculo, el Teatro Segura se reafirma como el Teatro de la Zarzuela de Lima y se comprueba que el género lírico español está más vigente que nunca y que a raíz de las últimas temporadas de Romanza el público zarzuelero de Lima está recuperando su tradicional entusiasmo luego de algunos años de relativa inactividad.
Romanza, el Banco Interamericano de Finanzas y el Instituto de Arte de la Universidad de San Martín de Porres, en coproducción con Tiempolírico de España, presentaron el primero de dos programas conmemorativos del Centenario del Teatro Segura. Mediante este primer programa, además, en coordinación con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales de España, se aunaron a la conmemoración del centenario de la muerte del gran compositor Ruperto Chapí y Lorente.
En esta oportunidad se escenificaron “Las Bravías” y “La Chavala”, ambas con música de Chapí y libro de José López Silva y Carlos Fernández Shaw, estrenadas en el Teatro Apolo de Madrid en 1896 y 1898, respectivamente. Completando el programa se presentó un espectáculo titulado “Recuerdos Musicales del Segura”.
“Las Bravías” es un sainete en el que los principales atractivos son la fresca música del chiquet de Villena y los chispeantes diálogos en el lenguaje castizo propio del pueblo madrileño de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Deliciosas frases como Gurriato a Epifanio “Y no se rasque el amigo, porque too aquél que se rasca, en sociedaz, manifiesta que debe estar en la piara” o el diálogo entre Gurriato, Colás y Primorosa “Estás esta noche que me das el opio-No te arrimes tanto, que no paece propio-Ay Dios, que finolis-Olé las mujeres-Tome usté un bollito, que son de La Ceres” abundan a lo largo de la obra. Entre los números musicales destacan el preludio, el chotis, en este caso acompañado de las bandurrias de la Tuna de la Universidad de San Martín de Porres, el coro de lavanderas “Hoy se casa la Patro” y el dueto cómico entre Primorosa y Gurriato.
“La Chavala”, en cambio, es una obra dramática con una bella partitura en la que destaca la romanza “Fue mi mare la gitana”, que fuera grabada en 1976 por Teresa Berganza en su disco “Un concierto del género chico”.
De Chapí habíamos visto en Lima “La Revoltosa”, “El Rey que Rabió” y “El Puñao de Rosas”, títulos fijos en las grandes temporadas limeñas de las décadas del 50, 60 y 70, y, en una reciente temporada de Romanza, “La Venta de Don Quijote”, aparte de conocer otras obras suyas a través de grabaciones, como “La Bruja”, “La Tempestad”, “El Tambor de Granaderos”, “El Barquillero”, “Música Clásica” y “La Patria Chica”.
Resultó una experiencia inédita, maravillosa, asistir por primera vez a la representación de dos obras con más de cien años de antigüedad, nada menos que del genial compositor alicantino, y con un elenco de altísimo nivel. ¡Fue como asistir al estreno!
Romanza tuvo el acierto de traer de España a tres grandes figuras de la zarzuela, las tiples Milagros Martín y Guadalupe Sánchez y el Director de Escena Carlos Fernández de Castro y a tres jóvenes artistas muy talentosos, el Director de Orquesta Juan de Udaeta, el barítono Javier Galán y el tenor cómico Carlos Crooke. Todos ellos desplegaron su arte, siendo particularmente notables Milagros Martín y Javier Galán en “Las Bravías”, la conmovedora interpretación de Milagros Martín de la ya mencionada romanza “Fue mi mare la gitana” en “La Chavala” y las actuaciones de Guadalupe Sánchez y Carlos Crooke en ambas obras.
También en roles protagónicos actuaron el bajo nacional Xavier Fernández y las también peruanas Jacqueline Terry, tiple lírica, y Lorena Aranda, tiple cómica, quienes tuvieron una destacada participación. Xavier posee ya un dominio del género que podría lucir en cualquier escenario de Hispano América. Jacqueline complementó muy bien a sus colegas españolas. Lorena, aunque ya había desempeñado anteriormente otros roles, resultó una grata revelación, tanto por su voz como por su apropiada interpretación del personaje.
La orquesta y el coro, con la calidad a que ya nos tienen acostumbrados, esta vez realzada por la dirección de los maestros Udaeta y Súnico, respectivamente, complementaron la labor de los solistas, dando como resultado una excelente versión de estas dos joyas del género chico desde el punto de vista musical. Bello y apropiado el vestuario de Pedro Moreno. La escenografía de Laia y Carles Cugat de muy buen gusto pero demasiado simplificada con respecto a la propuesta por los autores: los cambios entre cuadros eran mínimos, prescindiéndose de importantes elementos o limitándose a insinuarlos. Excelentes la dirección general y la reggia de Carlos Fernández de Castro.
Como detalles novedosos que dieron originalidad a la producción podemos mencionar las zonas de la calle precintadas en “La Chavala” y en esta misma obra la presencia simultánea de trajes de los siglos XIX, XX y XXI.
“Recuerdos Musicales del Segura” fue muy bien programado y estructurado, correctamente narrado por Emilio Montero y ejecutado bajo la dirección orquestal del joven director peruano Espartaco Lavalle Terry. Se alternaron hermosas composiciones de Rosa Mercedes Ayarza de Morales cantadas por María Eloisa Aguirre con fragmentos populares de zarzuela como “Los Nardos” por Milagros Martín, el dúo de “El Gato Montés” por Milagros Martín y Andrés Veramendi, la romanza de “El Barquillero” de Chapí por Guadalupe Sánchez y el Brindis de “Marina” por José Marino y Xavier Fernández. Este último, por su tesitura, más encajaría como Pascual que como Roque. A lo anterior se añadió el intermedio de La Boda de Luis Alonso bailado por el grupo de Lourdes Carlín en una bella coreografía que nos trajo reminiscencias de la inolvidable versión de este pasaje en La Antología de la Zarzuela de José Tamayo, que dio dos vueltas al mundo. Como broche de oro se unieron figuras líricas de ambos lados del charco para ofrecernos La Flor de la Canela. Fue un apoteósico fin de fiesta que hizo las delicias del público.
Después de asistir a este bello espectáculo, el Teatro Segura se reafirma como el Teatro de la Zarzuela de Lima y se comprueba que el género lírico español está más vigente que nunca y que a raíz de las últimas temporadas de Romanza el público zarzuelero de Lima está recuperando su tradicional entusiasmo luego de algunos años de relativa inactividad.
1 comentario:
gracias por la crónica, gonzalo. De mucha calidad
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