Foto: Ópera Perú |
Domingo 13 de abril de 2013, Gran Teatro Nacional. Orquesta Sinfónica Nacional del Perú - Director invitado: David del Pino. Coro Nacional - Director: Javier Súnico. Solistas: Jacqueline Terry, soprano; Humberto Zavalaga, barítono.
Por Gonzalo Tello (Ópera Perú)
Abriendo la Semana Santa, la Orquesta Sinfónica Nacional abre su temporada de otoño presentando una obra coral sacra particular: El "Réquiem alemán" Op. 45 de Johannes Brahms, pieza exigente no muy frecuente en el repertorio universal.
Para esta presentación se invitó al Coro Nacional, el cual fue complementado por cantantes extras, como se hace costumbre para llenar las exigencias de las partituras presentadas. En esta obra también se requiere de una soprano y un barítono.
Brahms escribió esta obra hacia 1868, se presume que afectado por la muerte de su madre y de Robert Schumann, su gran amigo y mentor. No es certero si esta obra fue dedicada a alguno de ellos o a ambos. Escuchando esta obra atentamente, podemos percibir perfectamente el estilo de Brahms en ella,: Sobrio, romántico y muy particular. La orquestación y estilo de este germano muchas veces no es del gusto o deleite general, sin embargo, los que conocemos bien su obra disfrutamos de este color y peculiaridad que podemos llamar "la marca Brahms".
Esta obra se destaca por ser el primer réquiem que no se basa en el latín tradicional. Brahms tomó el mismo textos de la Biblia Luterana y preparó el texto en alemán. Cada pasaje se extrae de diferentes versículos.
La OSN tiene facilidad para interpretar repertorio germano pesado, el sonido y fuerza le viene mejor cuando enfrenta obras románticas como las de Schumann, Chopin, Brahms, Beethoven u otros. Cuando le toca una obra que requiere mucho virtuosismo, ahi la orquesta empieza a perder peso. En el caso de este Réquiem tuvo una buena interpretación. En lo que si careció la orquesta es en peso sonoro. Los violines no siempre pueden hacer frente a los metales sobretodo en los momentos fuertes, mejor le va a los contrabajos, aunque los cellos no siempre se salvan, y son opacados por otros. El resultado es distante al que podemos encontrar en orquestas de mayor número y con mayor virtuosidad. Por otro lado en varios momentos los vientos no entraban a tiempo, lo cual era notorio. Fue lamentable la ejecución de los cornos, especialmente el primero, en casi todas sus entradas. David del Pino trata de balancear el sonido, y logra buenos resultados en los volúmenes.
El Coro Nacional se lució, sobretodo en ese crescendo que va del primer al segundo movimiento. Durante toda la obra siguen con atención al director en todas sus indicaciones, y dan una interpretación de calidad. Un sonido poderoso y también sutil y delicado cuando es debido.
Jacqueline Terry fue una correcta intérprete, aunque por momentos le falta inspiración y conexión. Humberto Zavalaga carece de la calidad para dar una versión completamente satisfactoria de la obra.
Debo decir que conozco esta obra hace mas de 10 años, aunque nunca le di mucha importancia ya que me parecía muy pesada y exigente. Gracias a que la OSN la programó pude volverle a prestar atención y descubrí elementos de esta que no había percibido antes, lo que me permitió disfrutarla. Lo que quiero decir con esto es que muchas veces tenemos prejuicios sobre ciertas obras, y lo que necesitamos es ver la versión en vivo para poder entrar en el universo de una respectiva obra y de su creador. En este sentido valoro que la OSN haya programado esta obra y no una mas "popular". Esto permite ampliar el repertorio musical de nuestro público, y también sofisticar sus gustos y exigencias.
Un buen detalle es haber incluído el texto traducido en el programa de mano, y el origen del libro al que pertenece cada párrafo. Otro acierto en un concierto de este tipo es poner subtítulos cuando ese recurso técnico va a complementar la experiencia. Pero es inaceptable que en nuestro primer teatro se tenga un sistema de subtitulaje tan deficiente e inútil como el que vimos el domingo. Textos fuera de tiempo, apresurados o repetitivos, y entre cambio y cambio un cuadro azul de monitor que rompe toda ilusión y arruina la experiencia por completo. Espero que se hayan percatado de lo grave que fue esto y, o lo arreglen y lo vuelvan infalible, o desechen el sistema y dejen de arruinarnos el viaje que estas obras nos ofrecen.
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