Producción de "Lohengrin" de Neuenfels (Bayreuther Festspiele)
(Por Ovidio García Prada para el ABC de España)
Hoy abre sus puertas el 100° Festival de Bayreuth, considerado como «la madre de los festivales de la era moderna». Siempre sucede el 25 de julio, la Nochebuena para muchos wagnerianos, desde 1876. Siempre en la legendaria Festspielhaus, construida con tal fin por el propio compositor Richard Wagner; siempre con las diez obras canónicas, y siempre gestionado por un miembro de la familia. Desde 2010 lo presiden dos de sus bisnietas: las hermanastras Eva-Wagner-Pasquier y Katharina Wagner.
Esta edición centenaria arranca con una nueva producción de «Tannhäuser», a cargo de dos debutantes: los alemanes Sebastian Baumgarten y Thomas Hengelbrock (directores escénico y musical, respectivamente). Aparecen también debutantes en los papeles principales. El tenor y cantautor roquero sueco Lars Cleveman es, en cierto modo, como poeta, cantante y músico, la encarnación ideal del personaje protagonista (Tannhäuser). A su lado, las sopranos Camilla Nylund (Elisabeth) y Stephanie Friede (Venus). El secreto en torno a la producción es absoluto y apenas se han filtrado detalles.
Este es un año sin tetralogía de «El anillo del nibelungo». En su lugar, se reponen «Los maestros cantores de Nuremberg», «Parsifal», «Tristán e Isolda» y «Lohengrin». Habrá una auténtica primicia televisiva: el 14 de agosto esta última será retransmitida en directo por el canal cultural franco-alemán Arte, sintonizable en toda Europa por satélite y en alta definición.
Retornan nuevamente las discusiones en torno al festival, su historia y las incombustibles rencillas familiares. El Tribunal Federal de Cuentas ha puesto en entredicho el régimen de adjudicación de las entradas, pues sólo un 40 % del total se pone a la venta pública. La polémica desatada en Israel, debido a la participación de la Orquesta de Cámara de Israel en el programa paralelo, ha replanteado el pasado nazi. Bastantes supervivientes del Holocausto consideran a Wagner un «compositor nazi» y ven en Bayreuth un símbolo del antisemitismo y de la dictadura hitleriana. Por su parte, Nike Wagner, prima de las hermanastras directoras y otrora candidata pospuesta a la dirección del Festival, ha vuelto a desenterrar el hacha de guerra. Las acusas: ignorar «vergonzosa y escandalosamente» el bicentenario del nacimiento de Franz Liszt, bisabuelo de Wagner y su común tatarabuelo, muerto en Bayreuth hace 126 años.
La velada de la «prémière», tradicionalmente el evento musical y social culminante del verano cultural alemán, es lugar de cita de la alta sociedad. Allí estarán la canciller Merkel, wagneriana adicta, la nueva directora del FMI, Christine Lagarde
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