Por Carlos Corzo Castañeda para Ópera Perú
Francesco Petrozzi en la escena del "Brindis" del segundo acto |
Continuando con la Temporada de Ópera de Lima se estrenó ayer con gran
éxito la nueva producción de Romanza de la ópera española Marina, con música de
Emilio Arrieta y libro de Francisco Camprodón y Miguel Ramos Carrión.
Pascual Emilio Arrieta Corera nació en 1823 en Navarra. Inició sus
estudios musicales en Madrid y los culminó el Conservatorio de Milán, donde
obtuvo el primer premio. En 1846 regresó a España y se dedicó a componer óperas
en idioma italiano para la Corte de Isabel II, asumiendo además el cargo de
Director del Conservatorio de Madrid, donde tuvo como sus alumnos más
destacados a Tomás Bretón y Ruperto Chapí.
Por esa época Joaquín Gaztambide, Francisco Asenjo Barbieri y otros músicos
españoles se habían dedicado a componer zarzuelas, género iniciado en el siglo
XVII que había caído en desuso, como respuesta a la necesidad de que España
contara con un género lírico propio. Arrieta se oponía tenazmente a esta idea y
propugnaba en cambio la creación de la ópera nacional española. Sin embargo, su
libretista Francisco Camprodón era partidario de la zarzuela, y así denominó a
las obras El Grumete y El Dominó Azul, compuestas por Arrieta en 1853, y
Marina, que fue estrenada el 21 de septiembre de 1855 en el Teatro Circo de
Madrid con Amalia Ramírez (tiple ligera, Marina), José Font (tenor, Jorge),
Francisco Salas (barítono, Roque) y Ramón Cubero (bajo, Pascual) en los roles
principales. En el presente comentario siempre nos referiremos a los
intérpretes de los personajes de la obra en ese orden.
La nueva zarzuela, escrita en un estilo belcantista italiano similar al
de Donizetti o Bellini, tuvo un frío recibimiento en Madrid pero poco después
empezó a triunfar en las provincias españolas, alcanzando gran popularidad
principalmente por la belleza de su música y haciendo que Arrieta se sumara a
la corriente de Gaztambide y Barbieri, constituyéndose estos tres compositores
en los pilares de la zarzuela moderna. Posteriormente don Emilio daría
instrucciones para que cuando muriese su epitafio rezara “Aquí yace Arrieta, el
zarzuelero”.
Transcurrieron 16 años desde el estreno de la zarzuela en dos actos
Marina y el gran tenor italiano de origen rumano Enrico Tamberlick, estrella
principal del Teatro Real de Madrid, quien en 1857 había interpretado el papel
de Alfredo en la inauguración con La Traviata del Teatro Colón de Buenos Aires,
convenció a Arrieta para que la convirtiera en ópera. Arrieta procedió a
componer tres dúos y un rondó, y como Camprodón ya había fallecido, encargó la
revisión y ampliación del libreto a Miguel Ramos Carrión. Fue así como el 16 de
marzo de 1871 se estrenó en el Teatro Real la ópera en tres actos Marina,
obteniendo un triunfo resonante que se proyecta hasta nuestros tiempos. Esa
noche acompañaron en el reparto a Tamberlick los también italianos Angelina
Ortolani y Gottardo Aldighieri y el bajo francés Luis Gassier, todos ellos
estrellas del Teatro Real.
La obra se desarrolla en el pueblo pesquero catalán de Lloret de Mar,
situado en el Levante español, en una zona del Mediterráneo que desde inicios
del siglo XX es conocida como la Costa Brava. Hoy en día en Lloret de Mar predomina
la actividad turística.
Marina (tiple ligera) al quedar huérfana es acogida en casa de Jorge
(tenor), quien ya convertido en Capitán regresa a Lloret después de un largo
tiempo. Ambos están enamorados entre sí pero Marina, con el fin de lograr que
Jorge se decida a declararle su amor, ante el requerimiento del constructor de
barcos Pascual (bajo) le responde que se casaría con él si pidiera su mano a
Jorge y éste se la concediera. Jorge queda muy triste y desilusionado con la
noticia. Pascual se confunde al ver que un marinero entrega una carta a Marina y
pensando que es de un amante arde en celos y le devuelve su fe. En realidad la
carta era un legado del fallecido padre de Marina. Finalmente ella y Jorge se
declaran su amor y éste parte nuevamente a la mar pero ya comprometido. Otro
personaje importante es el contramaestre Roque (barítono), viejo lobo de mar
decepcionado de las mujeres y amante de la bebida.
Resulta difícil decir cuáles son los mejores números musicales de la
obra, ya que todos son muy bellos, pero podemos citar como los más populares
las romanzas de Jorge “Costa la de Levante” y “Feliz morada”, la de Marina
“Pensar en él”, el famoso brindis, el rondó final de Marina, en el que Arrieta
se toma la licencia de incluir un pasaje del aria de la locura de Lucia di
Lammermoor de Donizetti, y la habanera de Roque “Dichoso aquél que tiene la
casa a flote”, equivocadamente referida como tango en algunas publicaciones. El
empleo de este ritmo se debe a que en esa época existía un importante
intercambio comercial marítimo entre Cuba y la costa catalana. Amén de
numerosos dúos, tríos y concertantes. El coro tiene una importante
participación a lo largo de la obra. En la parte sinfónica destaca el preludio
del tercer acto, que incluye un solo de trompa (corno).
Existen muchas grabaciones de Marina. Entre las históricas están la de
Matilde Revenga, Miguel Fleta, Emilio Sagi Barba y José Mardones (1927) y la de
Mercedes Capsir, Hipólito Lázaro, Marcos Redondo y José Mardones (1929, Daniel
Montorio). Entre las que podemos considerar “clásicas” están la de María
Francisca Caballer, Fernando Bañó Ferrando, Luis Sagi Vela y Joaquín Deus (1954,
Daniel Montorio, Enrique Navarro y Enrique Estevarena), la de Pilarín Álvarez,
Alfredo Kraus, Francisco Kraus y Enrique Yebra (1960, José Olmedo), y la de
Victoria Canale, Jaume Aragall, Antonio Blancas y Víctor de Narké (1967, Rafael
Frühbeck de Burgos). Finalmente, las modernas de Ana María González, Alfredo
Kraus, Joan Pons y Alfonso Echevarría (1987, Enrique Ricci) y de María Bayo,
Alfredo Kraus, Joan Pons y Enrique Baquerizo (1998, Víctor Pablo Pérez).
Marina es, junto con Luisa Fernanda, una de las obras del género lírico
español que más se ha representado. En nuestro medio fue una de las favoritas
del público, casi siempre en su versión de ópera, en las grandes temporadas de
zarzuela de las décadas del 50, 60 y 70. El rol de Marina lo han cantado en
Lima dos de sus más connotadas intérpretes: María Francisca Caballer y Conchita
Domínguez, así como Margarita Garrigós, Blanca Pacheco (argentina), María Antonia
Rey y la peruana Betty Montoya. En el de Jorge hemos admirado a Florencio
Calpe, Emilio Lázaro, Evaristo Bastarrica, Héctor de Antón, Manuel Pineda, Julio
Julián (mexicano), Marcos Cubas, Eduardo Bermúdez, Evelio Esteve, Julián García
León y el peruano Alfredo Matos, todos ellos destacadas figuras de la lírica. Como
Roque hemos visto a Alberto Aguilá, Tomás Álvarez, Manuel Abad, Juan Gual,
Pedro Farrés, Jesús Goiri, Juan Antonio Dompablo y Fernando Carrasco. Estos
tres últimos, al igual que los tenores Pineda y García León se radicaron en
Lima. El papel de Pascual era prácticamente propiedad del bajo José Luis
Cancela y cuando él no estaba era encargado a un barítono.
Marina fue la primera ópera cuyo texto original se escribió en español
y es considerada una obra emblemática del género lírico español. Sin embargo,
debido a la formación musical de Arrieta y al gusto predominante en la época, su
estilo es netamente italiano. Isaac Albéniz llegó a afirmar que “la partitura
de Marina no contiene ni un silencio de semicorchea que sea español”. Sin
embargo, asumiendo una posición menos exagerada que la del insigne compositor
catalán podemos mencionar que la obra incluye las seguidillas de Roque, ritmo
netamente español, y la habanera, también cantada por Roque, que es un “cantar
de ida y vuelta”, es decir creado en América por inmigrantes o viajeros españoles
y después difundido en la península ibérica.
La versión que estrenó ayer Romanza y que se volverá a presentar el
jueves 20 y el sábado 22 es muy moderna y sigue las tendencias en boga a nivel
global. Escenografía esquemática, vestuario ecléctico y proyecciones en
pantalla, contribuyendo estas últimas al desarrollo de la historia.
Lo más destacado fue la magistral dirección musical del maestro Luis
Remartínez, al igual que la actuación del coro con la habitual calidad que lo
caracteriza. Impecable Ricardo Ponciano en el solo de corno del preludio del
tercer acto.
La tiple ligera argentina Eleonora Sancho en el rol de Marina mostró un
bello timbre de voz y el tenor peruano radicado en Alemania Francesco Petrozzi
en el de Jorge destacó particularmente en los agudos. El barítono español
Arturo Pastor brilló en la parte cantada aunque no llegó a explotar todo el
potencial histriónico del papel de Roque. El peruano Carlos Martínez fue la
revelación de la noche el rol de Pascual, ideal para su tesitura de bajo, ya
que en ocasiones anteriores había actuado en papeles para barítono. En los
roles secundarios aportaron lo suyo Andrea Ortiz como Teresa, Alejandro Sánchez
como un marinero y Luis Asmat, quien fue un excelente Capitán Alberto.
En resumen, una grata y refrescante reposición de esta joya del género
lírico español después de un largo período en que no la veíamos en escena.
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