Entrevista exclusiva para OperaPeru.com
Por Gonzalo Tello
Pocas veces en Lima podemos disfrutar de la visita de una cantante tan grande e importante en la escena mundial como es la griega Dimitra Theodossiou. Nacida en Zurich, aunque creció en Atenas, Dimitra saltó a la fama y al primer circuito internacional cuando cantó por primera vez la Odabella, rol que canta hoy en Lima, en Bologna. A partir de entonces un sinnúmero de llamadas la han hecho cantante obligada de los principales teatros europeos. Su repertorio no es fácil, canta roles como “Lucrezia Borgia”, Elisabetta en “Roberto Devereux”, “I Lombardi”, Abigaille en “Nabucco”, así como la gran mayoría de Odabellas que se producen. Lo particular de esta soprano es su gran sencillez. Desde que llego a Lima se la observa con los ojos bien abiertos, bien atenta a lo que sucede alrededor, sin ningún rasgo de divismo, y conversar con ella es algo entretenido, pues además de contar sus cosas con entusiasmo, es una mujer muy segura de lo que dice. Ella, de forma muy simpática, me concedió una entrevista mas larga de lo habitual, junto a Ernesto Palacio, quien me apoyo con la traducción.
¿Que le parece hasta ahora su estadía en el Perú?
Es un mundo diverso, la gente es muy gentil y el clima es muy bueno.
¿Pensaba venir alguna vez?
¡No!, es uno de esos países que parecen lejanos (ríe)
¿Como se inició en la ópera?
Era mi amor y pasión desde los 6 años, desde que mi papá me llevo a ver “Il Trovatore”, yo quería ser Leonora ni bien salí del teatro. Yo quería estudiar canto, pero fue difícil, pues mi padre no la veía como una carrera seria. Estudie economía y cuando termine la carrera, conocí a mi profesora en un viaje.
Entonces se dio de forma casual…
¡Si! (ríe) el destino, y mi amor por esto que lo atrajo.
¿Desde siempre Atenas ha tenido una gran tradición lírica?
Si, desde siempre. Desde chica que yo iba al Teatro estable de Atenas, pase mi juventud en ese teatro. Hay una gran cultura de la ópera. Ahora hay cuatro grandes auditorios, y gran actividad.
Sin embargo con tanta actividad, no se considera esta una carrera seria.
Digamos que para un griego, no hay tanta oportunidad, pues tendría que ir fuera a perfeccionarse. La gran actividad que se da es con artistas y producciones de fuera.
¿En qué momento le llega su oportunidad de insertarse en el circuito operístico?
Con “Attila” en 1999 en Bologna, en la producción de Pier Lugi Pizzi y el director era Danielle Callegari. Además, da la casualidad que el asistente de la dirección era Massimo Gasparon, el director que ahora nos dirige. Apenas la hice, de repente me llegaron una cantidad enorme de contratos.
Aun en ese tiempo “Attila” no se hacia mucho…
Si pero yo gracias a dios yo la he cantado muchísimo luego de eso.
¿Como así llegó a encontrar este rol y hacerlo suyo?
Fue en Bologna que me lo dieron para hacer unas audiciones, y yo ni sabia quien había escrito al opera. El director Tanducci me eligió para cantar el rol, y yo lo acepté. Me dijo que vaya y lo estudie, y si no me iba bien lo podíamos cambiar, aunque creía que era la indicada para hacerlo. Compré la partitura y el disco, y cuando lo escuché la primera vez, me dije: “¡Dios! ¡Como pude haber aceptado esto!” (Ríe). Era un gran cambio, porque antes que eso yo cantaba todo el repertorio ligero de Mozart, también “Lucia”, “Traviata”, etc. Y era impensable que yo hiciera esta Odabella
¿Que versión escuchó?
Era la de Cristina Deutekom. Era la versión de Gardelli. Me acuerdo porque la compré por él.
Este rol, como el de Abigaille, esta prohibidísimo para estudiantes y sopranos que empiezan carrera. ¿Siempre tuvo esta predisposición para la coloratura y la voz grande?
Bueno, yo no canté estos roles desde el inicio, ya había cantado cosas ligeras antes de entrar a este repertorio. Por el lado técnico es muy difícil, y una soprano debe tener mucho coraje. Yo veo la música de un modo diferente: Si me gusta la música la acepto, luego si técnicamente me va bien, sigo para adelante.
¿Cómo piensa que es el personaje de Odabella?
El personaje es muy fuerte y de mucho coraje, y creo que es provocador al enfrentarse a Atila. También siente que hay riesgo, pues no sabe que puede pasar. Yo me siento identificada con estas características, por eso me gusta mucho.
¿Su repertorio se ampliará a personajes más grandes o diferentes?
Yo escucho las propuestas, las veo. Si el personaje me gusta, luego veo las dificultades musicales, y si las puedo hacer, lo hago. Además, me gustan los roles que no se han hecho mucho o son nuevos, porque así puedo crear el rol a mi manera.
Además, ya ha hecho esos roles nuevos…
Si, por ejemplo, “Cleopatra” de Lauro Rossi, últimamente “Coraddo de Altamura” de Ricci, “Ruy Blas” de Varchetti.
¿Hay algún rol imposible que le gustaría hacer pero no puede?
Me gustaría hacer “Il Pirata”,” I Puritani” o “La Vestale”, pero ese tipo de voz va en otra dilección. Esos roles los cantó la Callas.
Hace un año hizo un concierto en homenaje a Callas. ¿Qué tanta influencia tiene ella en su carrera?
Grandísima. Somos griegas, y además tenemos en común la lengua, el sonido que gracias a nuestra lengua lo podemos hacer de una manera particular, y el tema de la tragedia griega, que es parte de nosotras. Nos da una particularidad. Desde que ella murió, y cuando la descubrí, cuando yo tenia 10 años, le pedía a mi papa que me trajera sus discos en los viajes que hacia a Italia. Me refiero a ella cuando aprendo un rol, y si son roles que ella no ha cantado, recién ahí busco otros referentes.
¿A qué otros cantantes admira?
Por ejemplo, Leyla Gencer, por su modo de pensar y cantar. También a Nelly Miriciou. Es por su técnica y su forma de cantar, la cual capto y puedo aplicar a mi técnica, por eso lo disfruto mucho. También me gustan Caballe, o Sutherland. Claro que hay un límite técnico entre ellas y yo, pues cuando escucho cantar a la Caballe, no puedo encontrar la posición en su técnica, así que eso me perturba un poco porque yo no puedo seguirla. Me gustan más las cantantes en las que puedo encontrar esa técnica.
¿Qué piensa de priorizar la producción a la parte musical?
Yo creo que un cantante tiene un valor, y yo en el nivel que tengo busco que eso no me opaque. Personalmente cuando la producción es muy moderna, yo no la hago. Me parece que la parte musical es lo más importante. Yo hago todo lo que el director me dice, pero si la propuesta va en contra de la música, ahí es donde no estoy de acuerdo. Asi que me concentro en mi trabajo, que es el canto.
¿Cual es el Atila que mas la impresionado?
Yo diría tres: Scandiuzzi, Furlanetto y Pertusi. Seguro Ildar dará una buena impresión y un buen carácter, con ese ímpetu que tiene.
¿Que expectativas de esta producción?
Cuando firmo un contrato, llego hasta el final y quiero estar dentro. Veo que el reparto es excelente. Las condiciones no son las mismas que de los otros teatros, son un poco duras porque surgen situaciones, pero pongo de mi parte para lograr el mejor resultado.
¿Como lleva su vida privada?
¡Es un desastre! (ríe) Es una lucha constante entre el trabajo y la vida privada, que no me parece que sea tan relevante. Me gusta y aprecio la atención del público, pero no me gusta cuando se vuelve obsesiva.
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