Viste su juventud con la rigurosidad que marca el clasicismo más ortodoxo. El temperamento enmascarado por un físico atractivo que, a buen seguro, despistará a más de uno. No me gustaría estar en el pellejo de esos compañeros que crean ver en ella al prototipo de dulce rubia angelical… Se darán de bruces con una enérgica directora de orquesta.
Inma Shara es una “niña” prodigio de la música clásica. A sus 36 años, esta discípula de Zubin Mehta nacida en Amurrio (Álava) forma parte de la selecta media docena de mujeres que dirigen grandes orquestas. Tiene temperamento y no soporta ni la indisciplina ni la falta de entrega de algunos músicos que “son como funcionarios”. Quizá se deba a que prepara cada repertorio 10 horas diarias durante seis meses. ¡Ah!, lo de Inma es por Inmaculada y lo de Shara viene de Sarachaga, se lo cambió porque se pronuncia mejor.
Discreta
A Inma Shara le gusta vestir de negro. Negro para sostener la mirada de los maestros a los que dirige, y marrón y blanco para vestir una vida privada protegida con férrea discreción –es soltera, sin más– en la que no caben vicios tan extendidos como el tabaco o el alcohol. Dirige en público y toca el violonchelo en privado. El futuro ya es suyo, sin padrinos, y pasa por un recorrido de grandes sinfónicas en Israel, Alemania, Rumanía, Austria... En España, la orquesta de RTVE y el coro de la Fundación Príncipe de Asturias. Inmaculada Sarachaga le pone música a todo y a todos: a la guerra de Irak, la “Obertura trágica”, de Brahms, y a su principal protagonista, George Bush, la sinfonía “La liberación de Andrómeda por Perseo”, de Dittersdorf.
La Visita a Lima
Inma Shara (se pronuncia como se lee) llega a Lima con la misma voluntad con la que dirige en infinidad de lugares: la de ayudar a una causa. Pues el concierto de este sábado es a beneficio de la Fundación BELCORP, la que se encarga de apoyar el bienestar y desarrollo integral de la mujer a través de varios proyectos. En este, el primero de los "Conciertos del Perú" promovidos por Perú Clásico, Shara nos hará recorrer España a través de sus compositores, en un programa pocas veces visto en nuestra ciudad, con obras interpretadas por la Orquesta de la Ciudad de Los Reyes, actualmente la mejor orquesta nacional. A disfrutarlo!!
Fuente de la nota: Textos de El Mundo
Fuente de la nota: Textos de El Mundo
1 comentario:
'Jorge desde Granada' publica un nuevo comentario en un post equivocado, así que lo pongo aquí, donde debe ir:
"Música en estado puro"
Orquesta de Cámara de la Filarmónica de Transilvania
Obras de Turina, Puccini, Bartok, Tchaikovsky
Inma Shara, dirección
Auditorio Manuel de Falla
13 de abril de 2008
Una libélula con batuta
Durante varias semanas y casi a diario apareció un anuncio de media página cuyo reclamo era el siguiente: “Inma Shara – Música en Estado Puro”, acompañado con la fotografía de una mujer en evidente trance directorial y una reseña explicando las virtudes de la directora de orquesta vasca. Extrañamente era el anuncio de un concierto en el que lo menos importante era el programa y la orquesta, no se podía intuir quiénes o qué se tocaba.
Ante tal intriga, uno no podía menos que subir la cuesta una vez más y constatar por sí mismo la ecuación del anuncio. No fui el único, y aunque el auditorio no se llenara mi curiosidad fue compartida por media sala llena de aficionados que al final quedaron rendidos por Inma Shara.
Da igual, quienes estuvieron allí entendieron que ella no es una más. Atractiva, populista de aire noble, e indisimuladamente histriónica la directora no dirige, baila y se mueve como una libélula con batuta. Por cierto, una batuta que marca el tiempo con firmeza ayudada por una mano izquierda que parece más la de un prestidigitador tratando de convertir a una orquesta de 16 músicos de Transilvania en la Filarmónica de Viena.
Naturalmente, la formación rumana colaboró y ofreció un concierto en el que dieron la sensación de dejarse llevar por las piruetas, ‘pas de chats’, y arabescos de nuestra directora. ¿Habrían tocado igual con otra persona en el podio? El hecho es que si durante ‘La oración del torero’ de Turina, Shara casi pone un par de banderillas a su atril en un alarde de evidente españolismo. Luego ¿qué verían los rumanos mientras Shara dirigía desmelenándose las ‘Danzas Rumanas’ de Bartok? Tocada con un poderoso sustrato popular e idiomatismo -no podía ser otra manera- la obra del compositor húngaro fue lo mejor de la noche.
Seguro que algo debe de haber motivado la directora vasca a sus músicos. Hay que ser desalmado y no reaccionar ante la plasticidad del par de medias vueltas, en plena ‘Serenata para cuerdas, op 48’ de Tchaikovsky, que la directora se inventó: los rumanos sonaron como 32. Con todo, siendo tan difícil quitarle el ojo de encima a Inma Shara, se nos escurrió oír el que era su reclamo: música en estado puro.
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