Por Ramón Jacques
desde Los Ángeles
El Barbero de Sevilla ópera bufa en dos actos de Gioacchino Rossini. Elenco: Nathan Gunn (Figaro), Joyce Di Donato (Rosina), Juan Diego Flórez (Conde Almaviva), Bruno Praticò (Dr. Bartolo), Andrea Silvestrelli (Don Basilio), José Adán Pérez (Fiorello), Kerry Marcinko (Berta). Producción del Teatro Real de Madrid de Emilio Sagi. Iluminación: Eduardo Bravo. Coreografías: Nuria Castrejón. Escenografías: Llorenç Corbella. Dirección escénica: Javier Ulacía. Orquesta y coro de la Opera de Los Angeles. Director Musical: Michelle Mariotti. Función del 6 de diciembre de 2009. Dorothy Chandler Pavilion, Los Ángeles, California.
La reposición en Los Ángeles del siempre ameno Barbero de Sevilla, se realizó con el marco escénico proveniente del Teatro Real de Madrid ideado por Emilio Sagi, como parte del convenio de intercambio de producciones entre ambos teatros. Para el montaje local de operas inspiradas en temas españoles (como: El Gato Montes de Manuel Penella, Luisa Fernanda de Moreno Torroba, y Carmen de Bizet) se ha recurrido al trabajo del director asturiano ya que nadie mejor que el sabe resaltar y plasmar en sus producciones el carácter, los matices y las tradiciones de su país. En esta ocasión, Sagi concibió una Sevilla moderna, luminosa y soleada (con radiante iluminación de Eduardo Bravo y funcionales escenografías de Llorenç Corbella), de pocos elementos, constantes bailes flamencos, y las edificaciones blancas típicas de Andalucía, así como el interior de un salón con un jardín al fondo. Los vestuarios de la argentina Renata Schussheim, principalmente en colores pastel para los protagonistas, y de tipo arlequín en blanco y negro para el resto de los cantantes y coro, complementaron una visión fresca y visualmente sugestiva para el espectador. La dirección escénica del regista español Javier Ulacia, fue discreta, ya que como es habitual en este tipo de obras, existe la innecesaria tendencia de forzar y exagerar la comicidad al máximo, cuando las obras de Rossini contienen per se una alegría original en la trama y la música. El problema es cuando los constantes gags, algunos sin sentido, incidieron en la fluidez musical de la opera, como en el aria de Rosina “Contra un cor” que fue interrumpida en varias ocasiones. La parte orquestal tuvo diversos resultados ya que si bien la conducción de Michele Mariotti fue segura, por evidente conocimiento del estilo y porque supo extraer armonía y musicalidad de la partitura, convenció poco en su elección de tiempos, que fue muy dinámica y jubilosa por momentos, y muy lenta en otros, que aunada a las interrupciones en escena hicieron un pesado primer acto de casi una hora con cincuenta minutos de duración. El papel del Barbero fue interpretado por el barítono Nathan Gunn, quien mostró buenas cualidades vocales y correcta proyección, pero cuya actuación fue pálida, sin pericia y distante de la acción. A su vez, encantó la mezzosoprano Joyce Di Donato con su espiritosa y astuta Rosina que actuó con particular gracia y que cantó de manera esplendida con su suntuoso timbre, homogénea y segura voz, y un ágil despliegue en las coloraturas. Juan Diego Flórez, creó un divertido Almaviva, refinado en el timbre, en el fraseo y en la dicción, y coronó su desempeño con una escalofriante interpretación del aria“Cessa di piu resistere” que suscitó una entusiasta reacción. Bruno Praticò dominó el papel de Don Bartolo en canto y actuación, y el bajo Andrea Silvestrelli, fue un malicioso Don Basilio, muy potente en la emisión y la extensión de su voz, muy apropiada pare el repertorio wagneriano que frecuentemente interpreta, por lo que pareció fuera de estilo. Correcto el coro y resto del elenco, resaltando las cualidades del prometer barítono mexicano José Adán Pérez como Fiorello.
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