Foto: Nancy Chappell
En la edición de El Comercio de hoy sábado aparece un articulo sobre la reciente desaparición del gran compositor peruano.
El Comercio
Ha partido un hombre grande de la cultura peruana e iberoamericana: Édgar Valcárcel. Su ausencia será sentida enormemente, pero su legado como compositor, uno de los más importantes de Latinoamérica en el siglo XX, estará siempre allí, señalando la llegada de la modernidad a los Andes, como él solía decir. Aunque a lo largo de su trayectoria los Andes conquistaron a la modernidad y el acervo tradicional puneño fue cada vez más significativo como material e inspiración.
Alumno de Andrés Sas, egresó del conservatorio y prosiguió estudios en Estados Unidos, donde conoció a Alberto Ginastera, que lo llevó a Buenos Aires como becario del Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales (Claem). Ade-más del ilustre compositor argentino, tuvo allí como maestros a Copland, Malipiero, Messiaen, Dallapiccola, Maderna y Asuar. A partir de Ginastera y del Claem, su trayectoria como compositor empezó un proceso de afirmación de la personalidad creativa y de su originalidad. Recientemente tuve largas entrevistas con Édgar para un trabajo de investigación de doctorado y me remarcaba que el encuentro con Ginastera cambió su vida. En pocos años aparecieron obras como “Checan I” y “Checan II”, la segunda una de las partituras más importantes de la literatura sinfónica peruana. También su concierto para piano y orquesta, el “Canto coral a Túpac Amaru” y el “Responso para un Karabotas” para soprano y orquesta. Tenemos la obligación de mantener vivas estas obras e imponerlas en el repertorio.
Posteriormente recibió dos becas de la Fundación Guggenheim para estudiar composición electrónica en la Universidad de Columbia-Princeton con Ussachevsky y Lanza; Recibió después invitaciones y becas de investigación de los gobiernos de Canadá, Estados Unidos y Alemania. Desempeñó cargos como la subdirección de la Casa de la Cultura del Perú y la dirección artística de la Orquesta Sinfónica Nacional. Fue profesor de composición y luego director del conservatorio. Padeció el Perú con sinsabores, frustraciones, olvidos e ingratitudes imperdonables.
Pero su obra recibió premios y reconocimiento tanto en el Perú como fuera. Hace dos años el Centro Cultural de España le rindió un merecido homenaje en su Festival de Música Contemporánea, y editó un CD con algunas de sus más importantes obras. Fue miembro del Colegio Latinoamericano de Compositores y hasta el último año de su vida estuvo siempre presente en foros de música nueva americana y mundial. Pianista, excelente acompañante, abordaba un extenso repertorio de música de cámara y lieder, además de la música de sus contemporáneos. Y nunca faltaba a la fiesta de la Candelaria en Puno.
En lo estrictamente personal, me embarga el dolor por la partida de un amigo afable, siempre atento a compartir el entusiasmo como las penas. Se va un maestro de largos años. Deliberadamente extendí el plazo de esas entrevistas mucho más de lo que formalmente habría sido suficiente y por varios períodos. Es que su saber seguía incrementándose siempre abierto a lo nuevo. Aunque Édgar seguía asombrándose con la “Patética” de Tchaikovski, la “Sinfonía en re menor” de Franck, con Brahms, Schumann o Bach, entre tantos.
Biografía
ÉDGAR VALCÁRCEL (1932-2010)
Nació en Puno el 4 de diciembre de 1932, estudió en el Conservatorio Nacional de Música del Perú, donde fue alumno de Andrés Sas en composición y de Inés Pauta en piano. Sus obras han sido interpretadas en Europa, Estados Unidos, México y la mayor parte de los países de Sudamérica. En sus composiciones utiliza técnicas contemporáneas, así como recursos electrónicos y elementos de raíz folclórica, particularmente de la región altiplánica del Perú. Ha compuesto obras para orquesta, solista y orquesta, banda sinfónica, coro, voz y acompañamiento, conjuntos instrumentales, piano y otros instrumentos.
Como pianista actuó como solista de las orquestas sinfónicas nacionales del Perú, Cuba y Brasil, y participó en los festivales de música de la OEA en Washington D.C. y ofreció conciertos en Argentina, México, EE.UU. y Canadá. Fue profesor del Conservatorio Nacional de Música (1958-1984) y del Hunter College de Nueva York (1966-1968), entre otras instituciones educativas. Y recibió diversas e importantes distinciones por su incansable trabajo.
1 comentario:
Ah partido el maestro, ahora debemos cultivar sus sabias enseñanzas y consejos en la corta estadía de nuestras vidas en este mundo; por el bién, la razón y la justicia de nuestra cultura musical. Hasta pronto maestro Edgar.
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