Mas luces se ciernen sobre este Rigoletto, que fue emoción para unos, pero para los críticos como uno, fue casi una pesadilla, pues no se tenia nada, absolutamente nada claro. En un país acostumbrado a no tener espectaculos culturales de este tipo, mucho menos ópera de alta clase, tampoco es costumbre hacer todo un estudio de marketing y prensa adecuado como se hace en las grandes ciudades.
Según los artículos de prensa, Massimo Gasparon, el director de escena italiano que dirige la ópera, también preparaba el escenarios y vestuario. Pues bien, resulta que el no es el único protagonista en esa producción, pues otro nombre entra a tallar: Emilio Montero fue el creador de los excelentes vestuarios para esta producción.
Según publica hoy el Diario El Comercio, Montero ya había producido el vestuario para ópera y zarzuela anteriormente, por lo que fue invitado esta vez para formar parte del equipo que dió vida a "Rigoletto". Según el artículo, Montero siguió paso a paso el diseño del vestuario comunicándose con Gasparon, quien era el que tenñia los diseños y la concepción de la obra ya pensada, lo que facilitó el trabajo de Montero. El resultado, un vestuario vistoso, povocativo y exhuberante digno de cualquier producción de Zefirelli. Definitivamente uno de los protagonistas del éxito de esta obra.
Lo que puedo decir de aquí, es que si bien, el diseño del vestuario tiene la marca del director Gasparón, nuestro diseñador peruano tiene un tremendo mérito, pues con profesionalismo, y conocimiento de su trabajo en las tablas, logró imprimir personalidad en esos vestuarios que sorprendieron, y resaltaron a pesar de la pésima dirección escénica y paupérrima escenografía de Gasparón. Recuerdo inevitable de nuestras temporadas habituales de Prolírica.